Los secuestradores eran seguidos discretamente por agentes encubiertos cuando hicieron temer lo peor a los investigadores al comprar en una estación de servicio de San Pedro un bidón con nafta. Es que, al identificar a los sospechosos, los pesquisas habían determinado que algunos de ellos se dedicaban a cortar leña y que por lo tanto contaban con una motosierra, que posiblemente estaba en el lugar donde mantenían cautivo al nene y necesitaban el combustible para arrancarla. La especulación que heló la sangre de los policías y los agentes de la Side era que ante la frustrada negociación la banda había decidido deshacerse de la víctima y era posible que mataran al chico y lo descuartizaran. Esta macabra posibilidad se reforzó cuando en las grabaciones de las negociaciones con la madre del niño un secuestrador le advirtió: "O pagás, o te lo devolvemos en pedacitos".
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