Entre los más fecundos, en Balística recuerdan el aporte para esclarecer la muerte de un hombre en Arroyo Seco, seis años atrás. Los indicios y el informe forense indicaban que la víctima había fallecido por un tremendo golpe en la cabeza. Sin embargo, algunos testigos habían señalado que había recibido un balazo en la cabeza, aunque el proyectil no fue encontrado en el cráneo, que no tenía orificio de entrada. Entonces, los pesquisas radiografiaron parte del contenido de la masa encefálica y se encontró un elemento redondo. Era el culote de la bala y a través de este hallazgo se determinó el calibre. Una semana después, la incógnita de los investigadores comenzó a develarse. Un periodista de Arroyo Seco encontró los restos de la bala, que había impactado sobre una columna, a unos cien metros del lugar. El cotejo posterior de ambas partes del proyectil permitió establecer que se trataba de la misma bala. Además, los pesquisas llegaron a la conclusión de que la persona que había abierto fuego no había tenido la intención de hacerlo. "Mientras forcejeaba con la víctima, se le escapó un tiro, pero no ingresó en forma plena. Por la cercanía y la gran carga de gas y de pólvora le provocó un estallido de cráneo".
| |