Eduardo Caniglia / La Capital
Resolver un homicidio, averiguar si hubo disparos en un hecho sin testigos, establecer quién fue el único en pulsar el gatillo en un caso con más de un sospechoso o definir la trayectoria de un tiro son dilemas que los peritos de la sección Balística de la policía rosarina deben despejar con ritmos más o menos rutinarios.
El subcomisario Ovidio Minaglia, a cargo de esta sección clave, trabaja junto a ocho personas en dos oficinas del Instituto Médico Legal de Rosario.
Entre las más flamantes técnicas adoptadas por la sección, cuenta el oficial, hay una que permite establecer, aún en ausencia de testigos, si en un lugar determinado alguien abrió fuego. Consiste en examinar partículas residuales, que son elementos metálicos que quedan por arrastre de la viruta en el cañón del arma; en observar el trafilado de la bala y de los elementos de la explosión del disparo con el metal. "La combustión de los gases nos proyecta en unas partículas metálicas hasta los cuatro metros y nos permite decir de qué distancia se efectuó el disparo".
El trafilado consiste en extraerle plomo a la bala y luego establecer la dirección y la penetración del proyectil. Minaglia cita un ejemplo: "Si en una habitación una persona dispara un balazo que sale por la ventana y no agujerea la cortina, se realiza una placa radiográfica a la cortina. Después se observan las partículas residuales y se puede establecer si hubo un disparo, aunque no existan testigos que hayan visto a la persona que abrió fuego", explica.
Balística tiene dos secciones diferenciadas: la interior y la exterior. En la primera se realizan los análisis de las armas a través de los gabinetes de laboratorio. "Revisamos el arma para saber su estado de conservación y su aptitud para ser usada. Luego se efectúa un disparo testigo en un cajón de prueba". Este es un cajón de madera rectangular alargado, que tiene un orificio en donde se apoya el arma peritada para disparar. Sobre el habitáculo, que oficia de recuperador de proyectiles, hay estopa depositada que frena el recorrido de la bala. El compartimiento está dividido en diferentes sectores. La experiencia le indica a los peritos que una bala calibre 22 -por ejemplo- no podrá traspasar un sitio determinado y otra más potente sí.
La pericia se realiza para que las estrías de las balas no se dañen y permita cotejarlas después con los proyectiles recogidos en la escena del hecho o extraídos del cuerpo de la víctima. Entonces son confrontadas en un microscopio vaina con vaina y bala con bala para saber si corresponde al arma que se utilizó, eventualmente, para matar o herir a una persona.
La otra área de Balística es la externa. Los investigadores van al lugar del hecho para recolectar pruebas. Observar manchas de sangre y "levantar" armas y vainas son las tareas para rearmar sucesos.
También los peritos realizan la técnica de dermotest que prueba si alguien usó un arma. "Para establecer si una persona efectuó un disparo se le pasa una cinta por la mano. Luego se levantan los rastros de la epidermis para ver si existe pólvora deflagrada o no", explicó.
Otro interrogante para los hombres de Balística es el recorrido de un proyectil desde que salió disparado. "Se comienza a armar un rompecabezas con estos elementos. Sangre por un lado, el cuerpo o posición corporal por otro. Se levantan testimonios de donde puede haberse producido el disparo y se analiza la trayectoria interna, que es el recorrido que hace la bala dentro del cuerpo", explica. Con esos elementos -en combinación con los que analizan los forenses- los técnicos hacen una recomposición retrospectiva y pueden establecer de dónde se efectuó un tiro.
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La Ciudad
