Año CXXXV
 Nº 49.575
Rosario,
lunes  19 de
agosto de 2002
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Inseguridad. Adoptan estrategias para reducir los riesgos ocasionales
Los colegios privados se pusieron en alerta máxima ante la ola de delitos
Difunden medidas preventivas, citan a los padres y controlan la entrada y salida de alumnos

Pablo R. Procopio / La Capital

La ola de inseguridad y el estreno en Rosario de los secuestros express pusieron a los colegios, sobre todo los privados, en alerta máxima: los principales establecimientos particulares ya implementaron medidas tajantes para evitar situaciones peligrosas. Algunos de ellos enviaron notas en las que alertan acerca de las circunstancias que se viven y ofrecen consejos para reducir riesgos. En esas mismas instituciones, las reuniones de padres, alumnos y docentes para tratar el tema adquirieron una frecuencia inédita. Aunque, obviamente, la intención es no infundir temor.
Los directores de los colegios donde asisten los hijos de las familias de mayor poder adquisitivo son conscientes del "clima que se está viviendo" y tomaron disposiciones concretas. Da la sensación de que la "inseguridad" se ha convertido en una nueva asignatura, y más ahora en que se han conocido algunos intentos de secuestro a estudiantes, uno de ellos consumado.
El Colegio Español (Juan Manuel de Rosas 1862) dio indicaciones sobre cómo acceder a la institución. En una nota enviada a los papás se expresó: "Los cambios en nuestro país han llevado a aumentar las medidas de seguridad en toda la sociedad, nuestro colegio no puede permanecer ajeno". El escrito refiere al replanteo de las "exigencias para el resguardo de los alumnos".

Siempre con aviso
La directora del Español, María Alicia Cappelli, dijo a La Capital que si bien con el tiempo ha llegado a reconocer las voces de los padres a través del teléfono, decidió que "si se produce el retiro de los alumnos por terceros, deberá ser indicado en el cuaderno de comunicaciones". La idea es tener la entrada y la salida "absolutamente controladas". También cortaron el acceso a los salones de los padres que buscan a los chicos. "Los alumnos se entregan en mano", aclaró la directora.
Los propios padres se dirigieron directamente a conversar sobre el tema con las autoridades escolares e hicieron recomendaciones con relación a la seguridad de sus hijos. La premisa fue siempre no dejarlos irse solos.
Según el director del Colegio Nuestra Señora del Rosario (Hermanos Maristas, Oroño 770), Carlos Sorribas, allí se envió recientemente una comunicación a los papás sobre la necesidad de que acompañen a los estudiantes. Allí se les explicó que lleguen a horario de manera de no dejarlos solos. Aparte, cada semana se modifica el lugar de la salida, que sólo se informa a los padres.
Casi todas las instituciones privadas de la ciudad cuentan con portero eléctrico y, desde hace poco, la mayoría contrató vigilancia permanente, entrenada para reconocer a padres, alumnos y proveedores.
En el Centro Educativo Latinoamericano (Pellegrini 1352), su director, Alejandro Ostapczuk, confirmó que "a raíz del secuestro de un alumno del San José recrudeció la sensibilidad sobre esta temática". Allí, sin embargo, ya se habían tomado medidas. La vigilancia privada trabaja en forma selectiva para impedir la entrada de personas ajenas, y a los padres se les notificó que los chicos jamás salgan solos.
Más aún, la dirección comenzó tratativas con arquitectos para hacer en la explanada un "cerramiento más restringido a fin de facilitar la evacuación de los chicos" que se realiza sobre Pellegrini, una arteria quizás más peligrosa por lo transitada.
Los padres suelen tratar el tema con las autoridades, que prometieron ponerse "a la altura de los acontecimientos y actuar con mayor firmeza", dijo el director del Latinoamericano. De todos modos, dejó en claro que no le interesa "exacerbar los ánimos, aunque sí tomar las medidas precautorias".
La directora del área de inglés del Colegio San Patricio (Salta 2643), María del Carmen Bonilla, reconoció que en las últimas semanas tienen "los ojos más abiertos". No obstante, ya desde el año pasado se vienen implementando medidas directas respecto de los accesos a la institución.
En rigor, durante la jornada queda abierta una sola entrada (por Salta) donde un empleado está alerta en torno a quiénes pasan por allí o, al menos, intentan hacerlo. "Se trata a una persona que conoce muy bien el movimiento y recuerda a los padres y proveedores", dijo la directiva.
En el Colegio San Patricio los alumnos de la EGB jamás salen solos. Tampoco sus padres pueden ingresar cuando los van a buscar. Los chicos esperan detrás de la puerta y observan hasta que llegue un responsable.
Se trata de una escuela relativamente chica donde casi todos se conocen, por lo que el contacto suele ser más directo. De allí que las recomendaciones, consejos y charlas se vienen dando "cara a cara; todavía no se enviaron notificaciones", sostuvo Bonilla. En cambio, "se habló con los chicos y los adolescentes". A los más pequeños se les recalca que hagan valer su derecho de resistirse "a cualquier cosa que les ofrezcan".
Pero las indicaciones van más allá del ámbito escolar. A los chicos más grandes se les ha aconsejado qué actitudes tomar cuando salen los fines de semanas a cumpleaños o fiestas. Por ejemplo, se les insiste con que se muevan en grupos y que no regresen tarde en colectivo.
Las charlas están presentes permanentemente porque, incluso, los chicos ya han sido víctimas de robos de camperas y otras prendas. "Lamentablemente están acostumbrados", finalizó antes de marcar que "hasta en el colegio secundario, los estudiantes deben tener una autorización escrita por los padres para poder retirarse".


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