Año CXXXV
 Nº 49.569
Rosario,
martes  13 de
agosto de 2002
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Un sargento quedó preso por falso testimonio

El sargento ayudante Miguel Angel Baquero empezó a hablar con seguridad y soltura. Pero a medida que su relato se profundizaba y la fiscalía lo indagaba, entró en contradicciones profundas con lo que había dicho durante la instrucción de la causa. Por ello, al finalizar la audiencia de ayer, el tribunal decidió que sea el primero de los testigos en quedar detenido e imputarlo del delito de falso testimonio.
Baquero dijo ser peluquero de la Departamental San Nicolás de la policía bonaerense, aunque "a veces hago de chofer". Por ello, el 16 de septiembre de 1999 viajó hasta Villa Ramallo al mando de un patrullero. Su misión era llevar dos equipos de radio que probó debidamente y por el cual firmó "los correspondientes recibos". Los debía entregar "a un oficial de apellido Parodi", integrante del Comando de Patrullas nicoleño.
Sin embargo, al arribar al lugar Baquero se encontró con el subcomisario Martínez, jefe de la citada repartición, quien estaba a unas dos cuadras del banco y a él le dio los dos "equipos de radio HT".
  

Retorno en otro auto
Tras ello, el peluquero recibió la orden de atravesar su patrullero con el fin de cortar el tránsito. Según sus declaraciones fue en la esquina de Ginocchio y Sarmiento, a sólo 100 metros del banco y donde en horas de la madrugada terminó el escape del VW Polo acribillado por las balas.
"Alrededor de las 21 volví a San Nicolás en otro móvil y acompañado por el sargento Oscar Perochena. El que yo había usado quedó atravesado en la calle y se lo entregué a una comitiva integrada por los policías Cabral, Núñez, Petrelli y Castillo", se explayó Baquero. Vale recordar que (Aldo) Cabral está imputado de ser quien proveyó el handy a la banda que copó el banco y que (Alberto) Castillo, procesado en otra causa, está sospechado de haber hecho desaparecer ese mismo handy del auto en el que escapaban los delincuentes.
Desde ese momento, Baquero empezó a contradecirse ante la certera indagatoria del fiscal Eric Warr. Entonces, no supo explicar por qué dejó el auto en otras manos, por qué entregó los equipos de radio a alguien a quien no debía dárselos y por qué su relato tenía horarios muy diferentes a los que había dado en la instrucción.


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