Naciones Unidas. - Por primera vez desde 1998, Irak insinuó que podría permitir el retorno de los inspectores de la ONU para investigar sus presuntos programas de desarrollo de armas de exterminio masivo, en momentos en que Washington reafirma su objetivo de derrocar a Saddam Hussein. Pero a excepción de Rusia, los países occidentales reaccionaron con prudencia, e incluso escepticismo, ante la invitación iraquí al jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, para que visite Bagdad para "conversaciones técnicas".
En una carta al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el canciller iraquí Naji Sabri insinuó el jueves que permitiría el regreso de los inspectores tras una pausa de casi cuatro años. La carta llegó durante una semana en la que el presidente estadounidense, George W. Bush, reafirmó el compromiso de su gobierno con un "cambio de régimen" en Bagdad, un eufemismo empleado para referirse al derrocamiento de Hussein.
Sin mencionar esa amenaza, el embajador iraquí Mohammed Aldouri dijo: "Esta es una forma diplomática y política de defendernos. Ellos siempre nos están acusando de no permitir a esa gente y ahora decimos que estamos listos para preparar el terreno para permitir la entrada de los inspectores". Aldouri dijo que "Irak tiene en mente ver el regreso de los inspectores si se cumplen los requisitos. Eso significa si ambas partes precisamente colocan todos los temas pendientes sobre la mesa de diálogo y los discuten cuidadosamente para evitar malentendidos en el futuro".
Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU reaccionaron de manera diferente a la iniciativa iraquí: mientras que Rusia la calificó de "paso importante en dirección a una solución de la crisis" con la ONU, Gran Bretaña se mostró escéptica ante las intenciones de Bagdad y Francia exhibió una extrema prudencia. Un portavoz de la ONU informó incluso que la carta iraquí "se aparta de los procedimientos adoptados por el Consejo de Seguridad".
EEUU también respondió con escepticismo a la invitación de Bagdad y dijo que Irak debe permitir inspecciones completamente "irrestrictas" de sus programas de armas de exterminio masivo. "Lo que Saddam debería decir es: «Sí, acepto en cualquier momento, en cualquier lugar, inspecciones irrestricta»", dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Sean McCormack. A la pregunta de si la política de cambio de régimen sería afectada por el tema de los inspectores, McCormack dijo: "Nuestra política sigue siendo la misma. Ha sido la misma desde 1995 y es un cambio de régimen. Todo el mundo comprende la naturaleza de Saddam Hussein y de su régimen".
Un balde de agua fría
Gran Bretaña, el más firme aliado de EEUU, echó rápidamente un balde de agua fría sobre la invitación iraquí. "Irak sigue violando al menos 23 de las 27 obligaciones establecidas por el Consejo de Seguridad de la ONU", dijo el portavoz británico. "La exigencia a Irak es clara y no ha cambiado: acceso sin restricciones para los inspectores de armas de la ONU: en cualquier momento, a cualquier lugar".
Los expertos de armas de la ONU salieron de Irak en diciembre de 1998, en vísperas de bombardeos estadounidenses y británicos para castigar a Bagdad por no cooperar con los expertos. Examinar las presuntas armas de exterminio masivo de Irak es clave para suspender las sanciones de la ONU contra ese país, impuestas después de la invasión a Kuwait, en 1990.
Annan concluyó una fallida tercera ronda de conversaciones con Sabri en Viena, el 4 y 5 de julio, sin lograr avances, pero dejó la puerta abierta a un diálogo sobre cuestiones técnicas. Sin embargo, le dijo a la prensa y a miembros del Consejo de Seguridad que no se reuniría con Sabri nuevamente sobre el mismo tema a menos que Irak mostrara disposición a admitir el retorno de los inspectores. (Reuters y AFP)