Año CXXXV
 Nº 49.559
Rosario,
sábado  03 de
agosto de 2002
Min 7º
Máx 17º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






"Una enorme bandera argentina"

Tras estudiar algunos años ingeniería en Rosario Rajmil se dedicó a la fotografía. Estudió en la Peña Fotográfica, hizo cursos en la universidad y comenzó a trabajar como reportero gráfico para la Editorial Abril. "Nunca hice trabajos para empresas periodísticas locales, siempre fui colaborador de medios porteños".
En 1974 presentó materiales al Fondo Nacional de las Artes y ganó una beca para estudiar. Fue profesor en la Escuela de Comunicación Social rosarina hasta que en el 76 se quedó sin trabajo. Vivió entonces cuatro años en Israel donde fue corresponsal de Abril. "En esos años no había vuelos directos entre Argentina e Israel y la censura del gobierno militar interceptaba los materiales periodísticos, los sobres se perdían", dijo Rajmil.
En 1979, Mario Diament era el corresponsal en Medio Oriente del diario La Opinión. "Me llama para colaborar con esa empresa y empiezo a viajar por Europa. Al año siguiente, cuando trasladan a Nueva York a Diament, también viajo con él allí.
Se confiesa hincha de Central y siempre vuelve a Rosario donde vive su hija Valeria, de 26 años. En Nueva York vive su actual esposa Judith y sus otros hijos: Martina, de 16, y David, de once.
De su actual visita a Rosario, se lleva como recuerdo una foto de su colega Daniel Lapari. "La fotografía de la bandera argentina gigante es extraordinaria. La quiero mostrar en EEUU".
Sobre los medios periodísticos estadounidenses rescata la seriedad: "No hay tantas revistas de frivolidades. Allí es muy reciente el uso del color en los diarios, y me parece bien el avance de las imágenes en medios gráficos, sirven para informar, describen mejor y ahorran palabras".
"Ha cambiado el oficio, ahora se usan cámaras digitales, se transmite con celulares y con computadoras portátiles. Pero es un oficio muy competitivo, es muy individualista y hay que producir imágenes llamativas. Me gusta hacer retratos sin posar, en EEUU también cubro grandes acontecimientos y visitas para mostrar todo lo de relieve. Lo que no se muestra jamás son las largas y duras horas que pasamos montando guardia, esperando personajes y aguardando una buena historia en imágenes".


Notas relacionadas
Miguel Rajmil y el oficio de registrar todo, hasta el dolor
Diario La Capital todos los derechos reservados