No existe una biografía o incluso algún documento confiable del siglo XVI sobre Juan Diego, canonizado ayer como el primer santo indígena por el Papa. Pero hay varias versiones de su vida. Su fama se debe a las visiones que tuvo en 1531 de una Virgen María morena, una aparición que fue clave para la conversión masiva de los mexicanos a la religión de sus conquistadores españoles. Conocida como la Virgen de Guadalupe, la visión es uno de los símbolos centrales de la cultura y el nacionalismo mexicanos. Juan Diego se arrodilló ante la visión en el Cerro del Tepeyac, en la ciudad de México, donde los indígenas adoraron antes a su diosa-madre Tonantzin, relatan los registros. De acuerdo con una narración en lengua indígena, el Nican Mopohua, escrito por un sacerdote español en 1649, la visión habló a Juan Diego en su lengua nativa, el náhuatl, y le dijo que no temiera. La aparición encomendó a Juan Diego llevar el mensaje al obispo de México, Juan de Zumárraga, de construir un templo en su honor. El obispo no creyó en Juan Diego, pero se convenció cuando el indígena apareció con una milagrosa imagen de la virgen estampada en sus ropas. Sin embargo, Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec, suburbio de la capital mexicana, basado en estudios de dos antropólogos, dice que Juan Diego tuvo varias esposas, fue un soldado que descendía de nobles aztecas y poseía enormes tierras.(Reuters)
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