Ante las primeras señales de reactivación abiertas por la devaluación, la industria metalmecánica, un sector que motorizó gran parte de la historia en la región a partir de fines de los cincuenta para decaer en la última década del siglo pasado, busca capitalizar sus nuevas posibilidades, si bien la brecha que se abre está desdibujada por las dificultades financieras y una década marcada por el desmantelamiento del tejido productivo.
Conformar grupos de compra, recorrer talleres para sustituir insumos importados, formar sociedades para proyectos concretos, son algunas de las estrategias que los industriales pusieron en marcha para cubrir los huecos que abrió el cambio de las reglas de juego a partir de la devaluación. También hay quienes apuntan a cubrir los espacios dejado por los productos made in y aquellos que se preparan para desembarcar en terceros países.
De todas formas, la metalmecánica aún tiene tareas pendientes si pretende resurgir como importante brazo productivo: generar escalabilidad para consolidar su competitividad, profundizar procesos de certificación en numerosos rubros, actualizarse en tecnología y superar las trabas culturales que complican los procesos asociativos.
El punto de partida
El panorama no es similar para para todos los rubros y las urgencias tampoco. De las 1.900 empresas que existen en la actualidad, más de 400 tienen las persianas a media asta. La mayoría de las firmas en el sector son talleres familiares de larga tradición metalúrgica que viven exclusivamente del mercado interno y sufren las desavenencias de la falta de crédito.
El buque insignia de la metalmecánica está constituido por alrededor de 30 empresas medianas, algunas de las cuales ya exportan a distintos países, abastecen a grandes corporaciones y toman proveedores pymes para la tercerización de partes de sus procesos productivos.
Buena parte de estas empresas están hurgando entre talleres y proveedores locales para sustituir insumos casi imposibles de adquirir por el dólar libre y las trabas que genera la desconfianza país para la concreción de negocios con el exterior.
El presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgico y dueño de una de las principales firmas metalmecánicas de la región, Bernardo Basílico, consideró que las empresas locales están en condiciones de competir, pero que sin un sistema financiero y ausencia de crédito será difícil un despegue definitivo del sector.
La fundición es uno de los rubros que desempolvó sus máquinas y duplicó su producción respecto a diciembre del año pasado. Entre los industriales del sector se recibieron numerosos pedidos de cotización desde el exterior que aún no se concretaron pero están por caer.
Después de pasar dos lustros contra las cuerdas y numerosas bajas, reconocen que la crisis sirvió para entablar un mayor diálogo entre los empresarios y comenzar a estudiar variantes asociativas tanto en compras como en ventas.
Las fundiciones tienen como insumo principal las ferreoaleaciones, que en su mayoría son importadas y sin opciones para sustituirlas por producción nacional, lo que complica las posibilidades para desligarse del dólar. Las tres empresas que producían ferreosilicio y ferreomagnesio en Argentina cerraron y por ahora sólo un grupo empresario dio muestras de estar interesado en reabrir una de las plantas para alimentar el mercado interno.
Los empresarios señalaron que están tratando de aprovechar el pago al contado de sus operaciones para renovar maquinaria, ya que "este tipo de cambio alto no perdurará toda la vida y habrá que soportar la competencia en algún momento", admitió Carlos Capisano, de la Acería 4C de Las Parejas e integrante del consejo directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El desafío de la calidad
La certificación de procesos es otro de los caminos que tomaron algunas firmas no sólo para salir a competir en el exterior sino para transformarse en proveedores por sustitución de importaciones de empresas locales que trabajan bajo estrictos controles calidad. Con todo, la capacitación de los recursos humanos será el siguiente paso.
Dentro del grupo de fábricas de bienes de capital locales que exportan reconocieron que las normas de calidad no sólo están relacionadas con la filosofía de la empresa sino con los estándares de calidad requeridos principalmente por los países desarrollados, como Estados Unidos y la Unión Europea.
José Luis Parenti, gerente de finanzas de Argental (fabricante de maquinaria para panificación de Baigorria), señaló que la sustitución de importaciones no es sencilla, ya que "desarrollar un proveedor lleva tiempo, controles y testeos de calidad".
El directivo apuntó a otro de los problemas con los insumos importados. Las constantes contradicciones que se presentan entre las reglamentaciones del Ministerio de Economía y las dispuestas por el Banco Central (BCRA). Un efecto sobre lo micro de las peleas palaciegas en el gobierno nacional.
Enrique Bertini, presidente de compañía homónima de sembradoras, acotó que "somos insumos dependientes" debido a que no existen producciones locales y que intentarlo en algunos casos es casi imposible debido a la falta de escala en el mercado interno y a su vez "nos llevaría años llegar a esa tecnología".
De todas formas, los empresarios de los distintos sectores destacaron que lentamente está reapareciendo la reposición de productos y hasta artefactos para el hogar. En algunos casos se produjo por el pedido expreso de otras firmas para que reactiven líneas de producción que durante la convertibilidad se habían tornado inviables y hoy volvieron a ser competitivas. En otros casos se realizan trueques.
Ernesto Aita, dueño de la empresa homónima de bicicletas, aclaró que "no todo se activa simultáneamente", pero admitió que algunos de los componentes como respuestos están mejorando su performance y una leve "insinuación" en las ventas respecto al año pasado.
Otros productos se tornan insustituibles, como los motocompresores que en su mayoría provienen de Brasil y son insumo clave para la producción de la denominada "línea blanca" (refrigeradores, heladeras, etcétera). Como ocurre con otros sectores, desaparecieron las tres firmas locales que fabricaban los equipos.
Dentro de la línea blanca, las cuatro empresas radicadas en la región están colocando la mira hacia la exportación, pero el punto de partida de cada una de ellas es distinto. En particular, porque como en la mayoría de las firmas metalmecánicas su negocio estuvo centrado históricamente en el mercado interno.
Roberto Lenzi, vicepresidente de la empresa de capitales rosarinos Briket, señaló que las ventajas de la devaluación tuvo como contrapartida una fuerte contracción del mercado interno, al extremo que se esperan que las ventas de heladeras a nivel país caiga hasta los 250 mil unidades este año respecto de las 800 mil vendidas en el 2001.
Por esta razón, Lenzi comentó que estudian junto con otros jugadores locales la concreción de alianzas en los segmentos de compra y diseño, que habilite la unificación de piezas y una mayor fuerza de venta para salir a competir en terceros mercados.
En tanto, los chilenos de Frimetal (Gafa) acaban de importar matrices de su planta en Santiago de Chile para producir refrigeradores en su fábrica de Rosario e intentar colocar el 80% su producción en toda Latinoamérica y avanzar en las negociaciones para ingresar en Estados Unidos y Australia.
Juan Cima, gerente de la firma chilena, coincidió en que existen señales de reactivación de cara al mercado externo pero se mostró cauteloso sobre el tiempo que demandará, ya que "abrir un nuevo mercado suele llevar hasta un año antes de concretar la primera venta".
Parenti de Argental también resaltó las dificultades que existen para exportar en medio de un proceso económico desordenado y sin plan productivo. Sólo un ejemplo: las fábricas italianas de bienes de capital ofrecen financiación a cinco años respaldadas por el gobierno a una tasa Libor más un punto, mientras que las firmas argentinas están obligadas a liquidar las divisas en un plazo máximo de 180 días, por lo cual sólo pueden otorgar a sus clientes seis meses para que cubrir la compra de maquinaria que será amortizada en varios años.
El problema de la financiación también se traduce en el mercado interno: no existe. Son raras excepciones las que permiten el pago en tres cuotas. Aquí, los empresarios de bicicletas, heladeras y maquinarias ponen el grito en el cielo, ya que la gente entre el miedo a endeudarse y sin fondos para realizar un desembolso mayor, no compra.
Pero todos los empresarios del sector metalmecánico se suman a la queja sobre la posición oligopólica adoptada por los conglomerados radicados en el país de que los cuales dependen sus principales materias primas: chapa, acero y aluminio. Criticaron que en numerosos casos deben pagar no ya al contado sino por anticipado y sujeto a los vaivenes de la moneda estadounidense hasta el día de entrega para acceder a la mercadería.
Lo cierto es que a los empresarios admiten que les resulta complejo abrir el juego de conformar un frente común para conseguir una mejor posición negociadora. "La mayoría de los empresarios hemos creado nuestras propias empresas y se torna difícil mostrar como hacemos negocios, pero a la larga comenzarán a formalizarse asociaciones, por virtud o necesidad", apuntó un empresario que prefirió mantener su nombre en reserva.
Esto se puede trasluce hoy en que la asociación que los agrupa lleva unos meses reclamando a la Aduana la lista de productos más importados en el país durante el año pasado con la intención de detectar oportunidades de sustitución de importaciones para las empresas locales.
Por lo pronto, varios empresarios se están acercando a la entidad para pedir listas de firmas en tal o cual rubro para conocer las posibilidades de reemplazar insumos importados. Otras están lleno a la provincia para gestionar procesos de certificación y así ampliar la lista de potenciales clientes tanto en Argentina como en el exterior.
Empresarios y directivos concluyeron que la materialización de un despegue serio del sector depende de la estabilización económica -monetaria y financiera- y política. Consideran clave el tiempo que pueda llegar a demandar el reacomodamiento de estas variables.