Aunque en la costa se consume mayoritariamente el amarillo y el moncholo, en las pescaderías el ama de casa prefiere el surubí o el armado, que presentan más opciones para preparar platos. Además de ser más económico que los pescados de mar, y de serlo también en comparación con el precio de la carne roja, el pescado de río suma ventajas para la salud. "Las proteínas de pescado tienen el mismo valor biológico y la misma digestividad que las proteínas de la carne; es por eso que la población de la costa está mejor nutrida que la de una villa, que vive a fideos, polenta y arroz, en el mejor de los casos", resumió, María Fontanarrosa, docente de la UNL.
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