Su atención, por favor. Rosario Central anunció su regreso hacia la ciudad de Rosario tras casi dos semanas de estadía en Salta. A continuación, un resumen de los hechos y momentos más salientes que forjaron un clima de tranquilidad y comunión durante la pretemporada en el norte del país.
La vuelta:
La delegación canalla se levantó ayer bien tempranito. El organigrama del cuerpo técnico indicaba que el vuelo de la empresa Dinar con destino a Buenos Aires salía del aeropuerto a las 8.45. Entonces mientras los jugadores saborearon del último desayuno en el hotel Gran Presidente, el secretario técnico, Rubén Massei, se adelantó para dejar toda la documentación lista y que cuando llegara el grupo sólo tuviera que esperar el llamado para embarcar.
Una vez llegados a Buenos Aires, los jugadores junto al ayudante de campo Rogelio Poncini abordaron un micro hasta Rosario. Mientras que el Flaco Menotti, el médico Horacio Leali y el kinesiólogo Hugo Doreé se quedarán hasta mañana en Buenos Aires con sus familias. En tanto, el profesor Fernando Signorini hizo lo mismo, pero partió hacia la localidad de Lincoln.
El hotel:
Para que no cunda el pánico entre los cabuleros canallas, cada vez que un equipo de Menotti vino a Salta a realizar el acondicionamiento físico-futbolístico y se hospedó en el hotel Gran Presidente terminó haciendo una buena campaña. La prueba más convincente de esta mención la retrata aquel Independiente del 98 que peleó hasta las últimas fechas el campeonato con River. Por ahí debe entenderse la elección del Gran Presidente, además de lo cómodo que se siente el entrenador canalla en esta ciudad. El búnker auriazul durante estas semanas estuvo ubicado en un lugar estratégico de Salta, a sólo 200 metros de la plaza 9 de Julio (la más importante) y a unas pocas cuadras del centro comercial. Consecuencia: en los ratos libres los jugadores podían aprovechar para recorrer un poco con sólo caminar algunas cuadras.
Los entrenamientos:
Nada especial en este rubro. Un poco de físico, una gran dosis de indicaciones tácticas y muchísimo de contacto con la pelota. En cuanto a los lugares elegidos, la rutina de trabajo se cumplió con mayor frecuencia en la cancha auxiliar del estadio mundialista. Por la mañana la convocatoria siempre era en el complejo La Loma y previo a cada amistoso las prácticas se llevaron a cabo en el estadio.
"El balance de estos días en Salta es altamente positivo, el grupo respondió muy bien a todas las exigencias y sobre todo siempre se mantuvo motivado para demostrar sus ansias de progresar. Igualmente lo que más destaco es que estos días en Salta nos permitieron, con César (por Menotti) a la cabeza, conocer a un plantel de jugadores bárbaros y mejores personas. Porque para jugar al fútbol no basta con tener aptitudes dentro de la cancha, también hay que saber demostrarlo afuera de ella", resumió el profesor Signorini en diálogo con Ovación mientras transitaba las últimas horas en el comedor del hotel.
Convivencia:
Lo primero que hicieron César Luis Menotti y su cuerpo técnico cuando arribaron con la delegación a Salta aquel domingo 7 de julio fue entablar un lazo indisoluble con el grupo. De entrada bajaron una línea de austeridad y respeto e instalaron la filosofía del paternalismo. Por eso le encendieron una mecha de alerta a cada palabra fuera de lugar y le enseñaron al plantel a recitar las estrofas del perfil bajo. Sólo fomentaron el desarrollo de la individualidad como valor cotizable a la hora de cumplir con los trabajos ordenados por el profe Signorini. Y si algún día en tantas horas de encierro su propósito amagó con venirse abajo, echaron mano a cierta dosis de indulgencia para mantener el mapa grupal sin asperezas.
La mancha negra:
Sin dudas que el hecho que empañó la buena onda imperante fue el susto que les hizo pasar el doctor Leali a toda la delegación. El médico canalla estuvo más de una semana internado en terapia intensiva en el sanatorio Parque como consecuencia de una neumopatía y según declaraciones de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de visitarlo, ingresó al nosocomio salteño con un cuadro muy complejo. Por suerte de a poco se fue recuperando y ayer viajó junto al resto hacia su casa de Buenos Aires para seguir con su recuperación. Es un hecho que en las primeras semanas no irá a Rosario para estar al frente del plantel (lo reemplazará Horacio Mayorga) porque todavía no tiene el alta médica para volver a cumplir con sus funciones.
El equipaje:
Los utileros Alcides Aranda y Alberto Noto trajeron a Salta casi mil kilos de equipaje, que fueron distribuidos de la siguiente manera. Por ejemplo sólo para las prácticas utilizaron 120 remeras, 100 pantalones cortos, 70 buzos completos, 100 pares de medias, 100 pares de vendas, 100 camperas de lluvia, 100 pares de botines, 30 de zapatillas y ojotas, 60 toallas de baño, 30 pelotas de fútbol, dos de fútbol sala, 20 de maíz (para trabajar en fuerza), 30 conos, seis estacas, sogas elásticas, guantes de lana y polares. El equipaje se completó con el infaltable equipo de mate para pasar el rato con todo el cuerpo técnico y los jugadores.
Dos menos, dos más:
En medio de una pretemporada siempre hay jugadores que vienen con la delegación y terminan yéndose antes y otros que no integran el grupo inicial y al final se suben al avión cuando regresa el plantel. Salta no fue la excepción a estas mutaciones, ya que a los efectos de revisar la lista de los que pisaron suelo salteño aquel 7 de julio hay dos butacas que cambiaron de nombre propio. Los que se fueron, Laureano Tombolini (a Colón) y Federico Arias (a Vélez), los que vinieron, Martín Mandra y Cristian Pino. Cabe señalar que en esta consideración no entra la llegada de Emiliano Buttazzoni porque el pibe se unió recién al grupo un par de días después ante la posibilidad trunca de viajar con el selectivo a San Luis.
La historia para contar:
n La moraleja:
n La moraleja:
El día de mañana la delegación canalla tendrá la dicha de contarles a sus familiares y amigos que disfrutó de una cena a puro folklore en la casa del Chaqueño Palavecino. El popular cantante aprovechó su amistad con el Flaco Menotti y el miércoles pasado invitó a todos, inclusive a los periodistas que estaban en Salta siguiendo los pasos de Central, a compartir un grato momento entre la gente del lugar. La velada incluyó empanas, vino del mejor, asado, pastas y gaseosas para los jugadores, y un mini recital del Chaqueño junto a grandes voces que nutrieron de poesía a la música salteña.\