Año CXXXV
 Nº 49.545
Rosario,
sábado  20 de
julio de 2002
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Una de cal, otra de arena

Existen experiencias de emprendimientos que se desarrollan con éxito y otras que resultaron fallidas. Distintos emprendedores aseguran que estar en contacto con otros pares ya sea en forma grupal o asistiendo a ferias o exposiciones, es un buen ejercicio para el crecimiento.
Mario Velosoz, licenciado en Comercio Exterior, se inició con el tema de la lombricultura hace más de diez años. Se capacitó en EEUU y trajo el proyecto para desarrollar en Argentina. En 1997 comenzó con un socio el trabajo en Worms, y en la actualidad la firma está integrada por seis personas que viajan por todo el país formando grupos de productores (tienen alrededor de 300) que hacen lombrices y humus, formando una red. También están incursionando en el cultivo de stevia, una yerba dulce que se cultiva en Misiones.
Comentó que le fue bien sumando gente de "menor a mayor" y realizando todo un aprendizaje. Destacó que la clave para hacer de una producción no tradicional, una actividad principal, es "trabajar full time e invertir".
Para Claudia, contadora, la experiencia con las lombrices no fue exitosa. Se metió en el rubro como una actividad complementaria pero con la expectativa de tener, en el tiempo corto un ingreso extra. "Tenía un campo donde hacía soja y tenía un lote donde se podía incursionar en el tema del humus", relató. "Me compré varias revistas especializadas, hice un curso en la Municipalidad y después compré unos cajones que los tenía en casa", agregó.
Según su relato, su principal obstáculo no fue la producción de humus sino la comercialización. "Recorrí todos los viveros de la zona y sólo había algunos que me lo aceptaban en consignación. Ahora lo sigo haciendo pero para consumo propio", sintetizó.
Enzo, un empresario metalúrgico de Capitán Bermúdez, está a full con la cría de caracoles desde fines de 2000, cuando conoció a sus nuevos socios en un curso de capacitación. Al principio comenzaron a criarlos en sus propias casas. Cuando se iniciaron, alquilaron una quinta y comenzaron a recolectarlo. "Si bien la inversión inicial es mínima si querés seguir creciendo tenés que invertir en estructura", aseguró.
El objetivo es llegar a exportar, pero considera que todavía falta mucho porque además de la estructura administrativa necesaria hay que lograr sostener las escalas para tener continuidad. Por el momento, están vendiendo a restaurantes y pescaderías, con el marketing del boca a boca.
En el mundo de los caracoles, la experiencia de Laura, vendedora, fue más esquiva. Se inició con un curso sobre helicicultura y comenzó a criar en el patio de su casa. Al transcurrir los días se dio cuenta que el manual empezaba a fallar y los bichitos no se reproducían como le habían dicho. A pesar de que asegura haber seguido los pasos que le indicaron, la experiencia no prosperó. "Lo único que logré es que me comieran todas las plantas", se quejó, y volcó su entusiasmo a nuevas actividades.


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