Cientos de restos de momias, animales, cerámicas, alimentos y artefactos de una cultura anterior a los incas fueron desenterrados por arqueólogos peruanos en el lugar donde estuvo la ciudadela arqueológica más grande de Lima, Armatambo, entre los años 1100 a 1400 después de Cristo. Las inmediaciones del morro Solar en el distrito capitalino de Chorrillos, frente a la costa limeña, albergaron durante siglos a la ciudadela que quedó enterrada por sus pobladores para preservarla de los españoles, tras su arribo en territorio sudamericano. El arqueólogo Daniel Guerrero confirmó haber encontrado 220 momias envueltas en fardos, sentadas en cuclillas y adornadas según su status, e incluso el hallazgo de cuatro sacrificios de mujeres jóvenes sin ofrendas. La alimentación de los Itchmas quedó al descubierto al encontrarse más de 60 vasijas llenas de maíz, restos de guisos, vegetales y productos marinos, entre los cuales sorprendió un choro (molusco) azul gigante, exterminado de las costas peruanas. "Aparentemente comían pingüinos, perros sin pelo y hasta monos", dijo Guerrero. También se encontraron redes de pesca, cuentas utilizadas en los tejidos, adornos personales y una mujer artesana con sus textiles. Los itchmas mantuvieron sus dominios en el valle del río Rímac, que baña a la capital peruana, y en Armatambo rendían culto al dios Sulcavilca. Con la extensión del imperio de los incas, Armatambo se convirtió en una de las sedes principales sobre la costa central peruana y los itchmas asimilaron la cultura de sus invasores. (AFP)
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