Seguir una multiterapia contra el sida que incluya dos inhibidores de la proteasa en lugar de uno solo parece mejorar el estado de los enfermos en los que ha fracasado incluso una terapia antiviral muy activa, según uno de los dos estudios publicados ayer, en vísperas de la décimo cuarta conferencia internacional sobre el sida que se desarrollará en Barcelona.
Presentado oficialmente en la generalitat catalana por el Journal of the American Medical Association (Jama), en vísperas de la apertura de la conferencia, ese primer estudio muestra que incluir dos de esos medicamentos en la terapia contribuye a reducir la carga viral en aproximadamente una tercera parte de los pacientes.
Además, según las observaciones del profesor Scott Hammer, del Columbia University College of Physicians and Surgeons de Nueva York, principal autor de esas obras, los enfermos que nunca han estado expuestos a otra clase de medicamentos (los inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleosídicos) experimentan un descenso aún más importante de su nivel de virus en la sangre.
El impacto en países pobres
En un editorial que acompaña al trabajo del profesor Hammer, tres médicos de la Universidad de Utah, en Salt Lake City, consideran que esas observaciones podrían tener "importantes implicaciones" para los pacientes de los países en vías de desarrollo, donde según ellos esos tratamientos "de choque" están cada vez más disponibles.
La producción de esos inhibidores de la transcriptasa es "relativamente barata" y podrían tener un papel crucial en esas regiones, aseguran.
Según otro estudio publicado por el Jama, el contagio del virus de la hepatitis C no parece hacer aumentar el riesgo de muerte o de que la enfermedad se desarrolle en personas seropositivas. Tampoco parece reducir la eficacia de los tratamientos antivirales.
Los trabajos del profesor Mark Sulkowski, de la Escuela de Medicina de la John Hopkins University de Baltimore, entre 1.900 pacientes, parecen cuestionar el dogma hasta ahora vigente.
Los especialistas del sida tendían a pensar que la infección por el virus del sida aumentaba la probabilidad de que el contagio del virus de la hepatitis se volviera crónico y aumentaba el riesgo de ataque hepático.
Según los epidemiólogos, entre el 15 y el 30 por ciento de los portadores del virus del sida también son portadores del virus de la hepatitis C (VHC). En muchos casos, ese doble contagio se produce por el intercambio de jeringas entre toxicómanos. (AFP)