Año CXXXV
 Nº 49.528
Rosario,
miércoles  03 de
julio de 2002
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¿Y qué dirán ahora de Felipao?

Si Dios es brasileño, como afirman los pentacampeones mundiales de fútbol, entonces el entrenador Luiz Felipe Scolari es su nuevo profeta.
Scolari descendió ayer de los cielos brasileños. Al tocar el Boeing en que viajaba la tierra de Brasilia, estaba admirando, sentado en la cabina de mando junto al capitán Cafú, los colores verde y amarillo de su bandera y a los miles de torcedores que lo aguardaban.
Para muchos, el "profeta" Felipao hizo un milagro de transformar a un equipo mediocre en campeón mundial de fútbol. Y eso fue lo que le valió llegar sentado en el puesto sagrado de la cabina de mando del avión, siempre reservado al mejor jugador del plantel.
Recibió burlas e insultos de los aficionados, su automóvil fue pateado y su hijo acosado por compañeros de escuela debido a que Felipao se negó a llevar al Mundial a Romario, un veterano astro goleador con problemas de disciplina en el pasado.
Felipao, de 53 años, se hizo cargo de la selección hace 13 meses con la tarea de poner en orden a un equipo que sufrió una serie de derrotas ante países con poca tradición futbolística como Honduras, que tuvo tres cambios de directores técnicos y en medio de una investigación sobre corrupción en el fútbol brasileño por parte del Congreso.
No obstante, los hinchas comenzaron a criticar las tácticas de Felipao, un hombre que había dicho públicamente que había ordenado a sus jugadores pegar a los contrarios cuando dirigía clubes.
Criticaron sus pruebas metódicas y sistemáticas para comprobar el estado de los jugadores, señalaron que había convocado a 58 jugadores diferentes a la selección, muchos de ellos desconocidos para el público e, incluso, mantuvo a la torcida expectante hasta el último partido de las eliminatorias para clasificar al Mundial.
Ahora los brasileños quieren que Felipao se quede al frente del equipo nacional.
El contrato de Felipao con la Confederación Brasileña de Fútbol venció el domingo y el entrenador dijo que quiere probar su suerte con un club en Europa o con otra selección nacional.
Además, quiere escribir un libro, donde pueda contar las lecciones que dio a Brasil de como salir victorioso a base de unidad, apenas a tres meses de las elecciones presidenciales.
"Yo no soy candidato en ninguna elección pero quiero decirle a la población brasileña que deben recordar esta imagen de unidad para mejorar a Brasil. Podemos conseguir lo que queramos si hacemos las cosas de una forma ordenada", afirmó Felipao. (Reuters)



Luiz Felipe Scolari pasó de villano a héroe.
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