Su, Li, Pi y Zhang, de 36 años y apasionados de fútbol desde que iban a la escuela de párvulos, juegan ahora todos los sábados en un equipo y cifran pocas esperanzas en la selección china, clasificada por vez primera para un Mundial. "Pero no echaremos ni una lágrima si queda eliminada al cabo de los tres partidos" de la primera ronda, contra Costa Rica, Brasil y Turquía, asegura Li Xin, mediocampista el sábado y representante de comercio de lunes a viernes en una empresa de distribución de bebidas. "Si China participa en la fase final de la Copa del Mundo es porque ha tenido mucha suerte. Si no estuviera en el grupo Asia, seguro que no se habría clasificado", recalca Pi Guofang, propietario de una tienda de cigarrillos en el barrio pequinés de Fangzhuang, donde nacieron y se criaron los cuatro. Todos ellos ponen por las nubes al entrenador serbio Bora Milutinovic, Milu, que "introdujo nuevas técnicas y enseñó a los jugadores a eso, a jugar, a disfrutar, algo que nadie había hecho antes que él", explica Pi.
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