El procedimiento que se pone en marcha en caso de renuncia del Papa es el mismo que en el caso de muerte, según las reglas del nuevo código de Derecho Canónico promulgado en 1983. Para que esta dimisión sea posible son necesarias tres condiciones: que el Pontífice la decida libremente y no bajo constricción, que sea manifestada en la debida forma y que no haya necesidad de que sea aceptada por alguno en particular. En la historia de la Iglesia católica fueron cinco los pontífices que abdicaron: San Clemente, en el año 97, exiliado a las orillas del mar Negro; San Ponziano, enviado a trabajos forzados en las minas de Cerdeña en 235; Benedicto IX, que en 1045 abdicó vendiendo el cargo cuando fue Papa por segunda vez y en 1046 fue depuesto cuando era pontífice. También Celestino V renunció para volver a ser eremita. (Télam)
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