Las derrotas frente a SIC y Alumni reposicionan las oportunidades de Atlético en este torneo. Dos de los equipos más poderosos del país, el cuco histórico y el último campeón, actuaron como exigente parámetro de medición y expusieron virtudes y defectos, claros y oscuros del presente del conjunto rosarino.
Plaza evidenció que ya no es ese candidato natural que se busca al inicio de cada certamen. Sin dudas es uno de los que más sintió el éxodo de jugadores al rugby profesional, ya que se le fueron más de diez integrantes del plantel. Aquel conjunto exquisito de hace un par de años se encontró de repente que en el reparto le tocó una mano no tan favorable, pero con la posibilidad de barajar y dar de nuevo.
Si Atlético asimila el momento por el que atraviesa puede ser ese un claro punto a su favor. Debería aprovechar que las grandes luces del protagonismo hoy apuntan para otro lado y aumentar la dosis terapéutica de compromiso ante la baja de talento natural.
Si aprovecha esto, si se ampara en la experiencia de del Cerro y en la ascendencia de Estellés, si saca rédito de su inagotable escuela centenaria, si sabe esconder sus actuales deficiencias y si logra potenciar sus bondades, Atlético podrá volver a tutearse con la gloria y definirá con más seguridad los lineamientos de su futuro. Trabajando desde un segundo plano de referencia, con madurez y a conciencia, desde el silencio.
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La Ciudad
