El tráfico de personas, en particular de niños y jóvenes, está aumentando en el mundo impulsado por la pobreza y la globalización, según alertaron ayer responsables de la ONU, quienes indicaron que más de 700 mil niños y jóvenes son víctimas al año de este flagelo.
Mary Robinson, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reconoció que los países aún "no han comenzado a hacer frente al inmenso problema de la venta de niños y jóvenes, que implica grandes sumas de dinero". Según Frans Roselaers, director general del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Ipec), el tráfico de niños es resultado de "una creciente demanda para el comercio sexual y el trabajo barato y maleable".
La mayor parte de las víctimas son destinadas al comercio sexual, dijo el experto de la Ipec, un programa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Pero muchos de los niños que son traficados -que en general son sacados de países pobres, y de sectores rurales-, engrosan las filas de los millones de uno y otro sexo que son explotados en todo el mundo en trabajos domésticos, en el sector de servicios, en minas, en fábricas y talleres, en bares y restaurantes de centros urbanos, agregó.
Explotación progresiva
"Hemos descubierto que, muchas veces, la explotación de los menores es progresiva, y que algunos que fueron traficados para trabajar en fábricas, empleos domésticos o restaurantes, son forzados luego a la prostitución", señaló Roselaers.
Los expertos destacaron que este tráfico de niños y jóvenes está creciendo, impulsado por la pobreza, por la falta de educación, por conflictos políticos y desastres naturales. La tragedia también es impulsada por la globalización que abre las fronteras y profundiza la brecha entre países ricos y pobres.
Robinson urgió por eso a los países miembros de la ONU a que den prioridad al combate contra el tráfico de niños y jóvenes, en ocasión de la reunión de la ONU consagrada a la infancia, que concluyó ayer con la adopción de una declaración que incluye metas y acciones en pro de la infancia.
"Los Estados deben adoptar medidas para prevenir la venta de niños y jóvenes, para proteger a los que han sido víctimas de este tráfico. Además, se debe terminar con la impunidad, castigando a los promotores de esta violación de los derechos humanos", dijo Robinson.
Los responsables concluyeron que el fenómeno del tráfico de personas, que es "inaceptable bajo cualquier circunstancia", se vuelve mucho más "odioso y devastador" cuando se trata de niños y jóvenes vulnerables, que son de esa manera privados de todos sus derechos. (AFP)