La relación de Leo con la selección nacional, esa simbiosis que alcanzó su máximo esplendor con la obtención de las Copas Américas del 91 y el 93, es un ícono que convoca a los recuerdos. Si bien el ex volante de aquella formación dirigida por el Coco Basile activa la maquinaria de la memoria, todavía exhibe las cicatrices del Mundial 94. Por eso le cuesta confinar el adiós anticipado ante Rumania. Está claro que el doping de Maradona no lo ayuda en la tarea del olvido. Aquellas imágenes con un Diego al que le cortaron las piernas se proyectan en efecto dominó y se encargan de no agotar el tema. -¿Seguís pensando que en el 94 eran campeones si no lo sacaban a Diego? -Y sí, es difícil desterrar esa idea. Sobre todo porque el equipo venía rindiendo como un violín, le habíamos ganado a Grecia y Nigeria casi caminando. La noticia del doping de Diego nos mató, encima antes del partido con Bulgaria se desgarró Caniggia. En menos de 48 horas se nos desmoronó todo y eso afectó anímicamente al equipo, al cuerpo técnico y a la gente. Pero de diez partidos contra los rumanos les hubiéramos ganado nueve, desgraciadamente perdimos el que no teníamos que perder. -¿Creés como Basile que a Diego lo sacaron del Mundial? -Y mirá....Diego hizo todo en buena ley para llegar al Mundial. Así como la Fifa hizo todo para que Diego llegue a jugarlo, a la hora de protegerlo lo dejó solo. En el ambiente se intuía algo raro, había mucha presión para que Brasil ganara ese Mundial. Por eso digo que la selección argentina fue muy perseguida, la presencia de Diego generaba mucha desconfianza por el tema de la droga. -Para colmo, con Maradona afuera del Mundial, Basile te eligió justo a vos como reemplazante, con toda la carga que significaba agarrar ese fierro caliente. -Recuerdo que el mismo día del partido contra Rumania Coco (por Basile) me comunicó que era el elegido para jugar en lugar de Diego. Reconozco que fue jodido asumir esa responsabilidad porque el equipo estaba psicológicamente destrozado. Si bien no me pesó salir a reemplazarlo, sabía que el país iba a depositar los ojos en mi actuación. -¿Por qué algunos todavía sostienen que el ciclo de Basile fue un fracaso porque no terminó levantando la Copa del Mundo? -No coincido con esa apreciación. Me siento muy orgulloso de haber participado de un ciclo tan exitoso como ese. En cuatro años ganamos dos copas Américas (Chile y Ecuador), estuvimos más de treinta partidos invictos, salimos campeones en Japón, Arabia Saudita y sobre todo practicamos el fútbol que seduce a los argentinos. Nos faltó la frutilla del postre como hubiera sido salir campeón del mundo. -¿Por eso no logró el reconocimiento que merecía? -En cuanto a juego no tengo dudas de que fuimos una de las mejores selecciones de la historia. Estuvimos a la altura de la del 78 y 86, que lograron el título del mundo. Aquel equipo del Coco practicó un fútbol de alto vuelo, sacó jugadores que demostraron su prestigio muchos años en Europa y que hoy siguen vigentes, como Simeone, Caniggia, Batistuta, Chamot o Sensini. Igualmente esto no invalida mi deseo de haber querido salir campeón del mundo. -Al no jugar la final, se quedaron sin demostrar que eran los mejores. -Y sí, nos quedamos con las ganas. -Tu carrera también estuvo marcada por el fatídico partido del 5 a 0 frente a Colombia en el Monumental, ¿aquella derrota fue una bisagra en el ciclo de Basile? -No sé si fue una bisagra, pero me dolió tanto como la eliminación ante Rumania. -Fue para tanto. -Sí, aunque reconozco que fueron dos situaciones distintas. Colombia nos ganó bien, en cambio Rumania no. Igualmente no hubo una diferencia de cinco goles, porque ellos recién nos hicieron el primer gol a los 41' del primer tiempo y después tuvimos opciones para empatar. -¿Te acordás el clima del vestuario de aquella tarde? -Sí, ¿cómo no me voy a acordar? Fue terrible, nosotros llegamos a la cancha de River convencidos de que íbamos a ganar el partido y clasificar directamente. Fue la tristeza más grande de mi carrera porque ese equipo no estaba acostumbrado a perder. -Siempre se habló de que ese plantel era indisciplinado, que el Coco era muy permisivo. ¿Qué hubo de cierto sobre aquella historia de los gorritos y las vinchitas? -En ese tema hubo una gran confusión. Mientras nosotros bailábamos a todos el tema de los gorritos y de los pelos largos era parte del gusto de la gente y sobre todo de las mujeres. Pero cuando perdimos aquel partido ante Colombia muchos le buscaron la quinta pata al gato. Basile había sido muy claro con nosotros, mientras el grupo tuviera la chance de generar dinero afuera de la cancha y eso no perjudicaba el rendimiendo futbolístico él no iba a interceder en nada.
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