Mauricio Tallone / La Capital
Líber Vespa debió ampararse en su paciencia para graduarse de indiscutido. Y a pesar de que en los últimos tiempos hubo algún atisbo de reconocimiento para contrarrestar aquel silbido inicial, el Indio disfruta de esta continuidad en el mediocampo canalla con el aplomo de quien conoció la ingratitud de una cara de la moneda.
Pero eso no lo hace reconocer que le han pegado de lo lindo. Sólo arma la estrategia de la autoevalución admitiendo que este presente en la apuesta de Teglia se debe más al lema de nunca darse por vencido que a una mutación posicional en este esquema versión 2002.
-¿Estás viviendo tu mejor momento desde que estás en Central?
-No, yo siempre dije que mi mejor momento futbolístico fue cuando salimos subcampeones con el Patón Bauza. Ahora estoy bien, pero también hay que tener en cuenta que recién estamos encontrando una línea de juego.
-Pero al menos ahora estás jugando y no como en los últimos meses del 2001, cuando no eras titular.
-Sí, en ese sentido sí. Aunque tampoco me pongo a comparar, trato de vivir el presente y listo. Creo que me ayudó muchísimo hacer una buena pretemporada y estar bien en lo físico.
-Teniendo en cuenta que hasta hace unos meses estabas más afuera que adentro de Central, ¿se puede decir que tenías la necesidad de demostrar que podías seguir siéndole útil al equipo?
-No sentía un compromiso de demostrarle a alguien lo que podía rendir. Lo mío es estar bien y poder volcar lo de la semana cuando me toca jugar el domingo.
-Ahora que ya pasó el tiempo y al final te quedaste, ¿en algún momento pensaste que tu ciclo en Central estaba terminado?
-Nunca me puse a pensar en si iba a seguir o no en el club. En definitiva son muy pocos los jugadores que hoy en día tienen la capacidad de decidir dónde van a jugar.
-Pero si Teglia hablaba con vos y te decía que no te iba a tener en cuenta, ¿igual hubieras optado por quedarte?
-Sí, desde el mismo momento que hablé con Daniel ya tenía en mente quedarme. Además también puse otras cosas por delante, como por ejemplo la comodidad de mi familia y lo bien que estoy en Rosario.
-Entonces te quedaste en Central por sentimiento.
-Sí, porque este año de contrato no me va a ser ni más pobre ni más rico. Estoy en una etapa de mi vida donde es más importante ver a mi familia cómoda que la plata que pueda ganar. Además del desafío deportivo que siempre es vestir la camiseta de Central. No quería irme del club sin jugar, quería devolverle desde adentro de la cancha todo lo que Central me dio desde afuera.
-¿Te benefició en tu juego que Teglia te haya corrido hacia el medio y te ponga como una especie de cinco junto a Erroz?
-Y un poco cambia. Quizás jugando bien por derecha agarraba menos el balón, corría mucho más sin pelota. No sé si me benefició, pero antes el rival ya sabía lo que iba a ser, en cambio ahora tengo un poco más de sorpresa.
El hincha no suele apelar al rigor semántico para definir categorías. Por caso, caen la misma volteada el pechofrío y el cagón, como si fueran hermanos de carne. Eso sí, el mote es de uso exclusivo para los que intentan tratar bien la pelota. Queda claro que los picapiedras están inmunizados definitivamente del molesto sambenito. El volante canalla no sólo no apoya esa moción popular, sino que descree que alguna vez haya sufrido la violencia del adjetivo.
-¿Te sentís más reconocido por el hincha?
-Si bien nunca fui un ídolo indiscutido, tampoco tuve disputas con la gente.
-Pero nunca llegaste a entrar en el corazón de la gente.
-No sé, no recuerdo que el hincha se haya portado mal conmigo. Quizás en algún partido que perdimos la gente se fue disconforme, pero siempre me sentí reconocido. De hecho también opté por quedarme por la gente. Si además de resignar mucho en lo económico hubiera sentido que no era querido no hubiese tenido sentido quedarme en el club.
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La Ciudad
