Como era de suponer la derrota hizo mella en el aspecto anímico del plantel. Es que nadie esperaba semejante cachetazo de un equipo al que hace sólo algunos meses habían goleado en su propia casa. Pero en el comienzo del Clausura la historia fue otra y producto del resultado los jugadores de Newell's optaron por el silencio. Solo Juan Manuel Llop se hizo presente en la conferencia de prensa. Sus dirigidos decidieron refugiarse en los vestuarios y evitar dialogar con el periodismo. Ninguno de ellos -salvo Mauro Rosales- se paró a formular declaraciones, lo que dejó al descubierto que el golpe que le propinó Banfield todavía no había sido asimilado. El primero en abandonar el vestuario fue Diego Luque, quien sólo atinó a decir que no iba a hacer declaraciones. La misma actitud del arquero fue adoptada por la mayoría de sus compañeros. Además, en el playón de estacionamiento, se vio un fuerte operativo policial, algo bastante inusual en los últimos tiempos. Es que deben haber tomado nota del espeso clima que hubo durante casi todo el partido de parte de los hinchas hacia los protagonistas, en especial al Chocho Llop. Las críticas más duras -además del técnico- recayeron en el delantero Rubén Darío Gigena, quien aparentemente va a tener que luchar a destajo para ganarse el corazón de los hinchas. Ayer quedó demostrado cuando el jugador abandonó el campo de juego -a los 63 minutos fue reemplazado por Lisandro Sacripanti- y los silbidos inundaron el Coloso del Parque. Si bien el disconformismo fue con todo el plantel, quien estuvo al margen de los insultos fue Julio César Saldaña. Larry gozó del beneficio de los aplausos en el momento en que se retiró de la cancha para permitir el ingreso de Elvio Martínez.
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