Una engalanada Holanda celebró la boda con banderines, globos, caras y pelucas pintadas de naranja. El alcalde de Amsterdam casó al príncipe de Orange y a su rubia novia en el Beurs van Berlage, el antiguo edificio de la Bolsa, antes de la ceremonia religiosa a la que asistieron 1.600 invitados. El padre de la desposada, Jorge Zorreguieta, ministro de Agricultura durante la dictadura militar argentina de 1976-1983, no asistió a la boda y su esposa tampoco, porque las revelaciones sobre su pasado despertaron malestar en Holanda. Una multitud, con caras y pelucas pintadas con el naranja deportivo de la selección holandesa, aclamó y agitó brillantes y anaranjados globos y banderines al paso de una sonriente Máxima, de 30 años, cuando entraba en el Beurs van Berlage llevando un suntuoso vestido de seda que arrastraba una cola de cinco metros creado por el diseñador italiano Valentino. "Esta ceremonia nupcial también es la afirmación de un compromiso con todo el país", dijo el alcalde Job Cohen a la pareja antes de intercambiar los votos. Después de una controversia desatada en Holanda cuando se anunció el compromiso en marzo pasado, los holandeses han demostrado su cariño a la elegante y enérgica Máxima. Sin embargo, una llamada anónima avisó ayer a Reuters que habría una explosión en el lugar de la boda. La policía dijo que había recibido otras amenazas. Miles de espectadores, algunos vestidos enteramente de color naranja y llevando perros con fajines también naranjas, vieron la ceremonia a través de grandes pantallas levantadas en la céntrica plaza Dam. Muchos portaban coronas naranjas inflables a pesar de que corría un caluroso viento atípico en el mes de febrero. Las bodas invernales son tradicionales en la familia real holandesa, aunque no es habitual celebrarlas con una temperatura casi primaveral de 15 grados.
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