Un virtual estado de excepción rige desde ayer y por dos días más en Amsterdam con motivo de la boda del príncipe heredero Guillermo Alejandro y la argentina Máxima Zorrequieta, que se celebrará mañana en la capital holandesa.
El perímetro en torno al escenario de la "boda del año", está cerrado no sólo al tráfico, incluyendo a las bicicletas, el principal medio de transporte del holandés, sino incluso a los peatones que no cuenten con un permiso especial concedido por las autoridades policiales municipales.
La zona prohibida comprende las calles situadas entre la Bolsa de Berlage, escenario de la ceremonia civil, y la céntrica Plaza del Dam con la iglesia Nieuwe Kerk, donde se llevará a cabo la bendición religiosa del matrimonio, y el palacio real, desde el cual los príncipes recién casados saludarán al público.
También ha sido declarada área vedada a los peatones holandeses el trayecto que seguirá el llamado Carruaje Dorado con los príncipes, tirado por seis caballos y dotado de vidrios antibalas, por el centro de Amsterdam al término de la ceremonia religiosa.
Las estrictas medidas de seguridad han llegado a tal extremo que el ayuntamiento de Amsterdam ofreció 454 euros (unos 363 dólares) a cada dueño o inquilino de las casas situadas sobre la ruta del cortejo nupcial para que abandonen sus viviendas entre la tarde de hoy y la tarde de mañana.
La policía de Amsterdam investigó y almacenó en su sistema de computación los datos de unas 50 mil personas para poder identificar a aquellos potencialmente violentos que pudieran perturbar el desarrollo pacífico del festejo real, tal como ocurrió hace 35 años en la boda de la entonces princesa Beatriz con el príncipe Claus.
Las fuerzas de seguridad movilizadas para garantizar el orden durante los festejos nupciales, a los que se espera que acudan unas 160.000 personas, incluyen a 2.000 soldados de las tres armas.
Entretanto, el templo Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), que data del siglo XVI, ya ha sido adornado en su interior por un mar de flores, entre las cuales destacan tulipanes blancos, narcisos, jacintos, lirios, gerberas y hortensias.
Por órdenes de la reina Beatriz, quien ayer cumplió 64 años, las invitadas especiales a la ceremonia en la Nieuwe Kerk no pueden llevar vestidos negros ni blancos, ya que la monarca holandesa, conocida por su estricto apego al protocolo real, considera que el negro es un color poco festivo y que el blanco debe quedar reservado para la novia. Asimismo, las mujeres tienen que llevar sombreros.
Tres detalles clave de los preparativos de la boda aún se mantienen en el más absoluto secreto: el vestido que llevará la novia, la música que será interpretada durante la bendición religiosa y la lista exacta de las personalidades invitadas.
Lucida gala
A la cena que anoche ofreció la reina Beatriz en el palacio real acudieron los integrantes de la más granada realeza europea y de otras partes del mundo. También asistieron funcionarios y jefes de Estado, tales como el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y el ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.
Por parte de la nobleza europea estuvieron los representantes de las casas reales de Suecia, Dinamarca, Noruega y Bélgica. La casa real española estuvo representada por la reina Sofía, el príncipe Felipe y la infanta Cristina. El príncipe Carlos de Inglaterra y el príncipe heredero de Japón, Naruhito, también estuvieron presentes.
Martín e Inés Zorrequieta, hermanos de la novia, se encuentran desde ayer en la capital holandesa, pero no acompañados por sus padres, ya que el gobierno holandés, en una polémica decisión, vetó la asistencia de Jorge Zorrequieta por haber ocupado un cargo de gobierno durante la dictadura militar argentina (1976-1983). (DPA)
La Ciudad
