Unos siete mil rosarinos exteriorizaron anoche, con el protagonismo excluyente de las cacerolas, su repudio a las imposiciones del corralito financiero, el desempleo, la crisis del sistema de salud y la educación en todos sus niveles, y su rechazo a la dirigencia política durante lo que configuró una de las marchas de protesta más numerosas de los últimos meses. Durante la marcha no se suscitaron incidentes mayores.
Sin estructura organizativa, los vecinos se convocaron desde las 20 en el Monumento a la Bandera, para luego marchar por Córdoba hasta la plaza San Martín. Frente a la sede local de la Gobernación, cantaron el himno nacional y renovaron sus consignas contra la clase política y la policía. Luego desandaron el camino hacia el Monumento, pero por Santa Fe. Durante la caminata, algunos manifestantes dañaron las sedes del Banco Francés (Córdoba 1669) y Bansud (Córdoba al 1200), pero los incidentes no pasaron a mayores.
En el Monumento, poco antes de iniciarse la marcha, vecinos, estudiantes, militantes barriales y de derechos humanos mostraron su hartazgo por la fenomenal crisis señalando con el dedo a la estructura de administración de la Justicia, y aunando su pedido de que "se vayan todos, que no quede más ninguno", poniendo en la misma bolsa a políticos, dirigentes y jueces.
En no pocas pancartas se pedía "Perpetua para Menem, Cavallo y De la Rúa". El "Basta de robar al pueblo" y "Devuelvan la plata" introdujo definitivamente el corralito en la marcha.
Lo inusual de la marcha fue quienes la integraron. Pudo verse la animada participación de familias enteras que se sumaron a las columnas hasta con prolijos perritos falderos (literalmente) junto a estudiantes y militantes obreros y de los derechos humanos. Pancartas que expresaban "Queremos una Argentina donde exista trabajo, salud y educación para todos, y no para unos pocos solamente. Devuelvan nuestro dinero", y "La salud es un derecho, no un negocio", marcaban la esencia de los reclamos.
Al llegar a la sede del Citibank, en Córdoba 1730, los manifestantes comenzaron a gritar "Aquí están, estos son los que roban la Nación".
A las 21.40, el grueso de la columna llegó frente a la sede de la Gobernación. Los manifestantes cantaron el himno y después exteriorizaron su repulsa al gobernador Carlos Reutemann.
La nueva coalición
En la plaza, no fueron pocos los que mostraron su asombro y alegría por el espontáneo eco que tuvo la convocatoria. Para Victorio Paulón, secretario general de la UOM de Villa Constitución, la marcha fue una muestra de que "por fin la gente cobró conciencia que debe resistir este modelo económico que tanto daño ha hecho al país. Y estoy convencido de que desde los movimientos populares, con la gente en la calle, es como se va a conseguir terminar con tantos años de gobiernos que actuaron de espalda al pueblo".
Rubén Naranjo, docente y veterano militante por los derechos humanos destacó el componente social de la gente que integró la protesta. "Estamos viendo a personas que desde siempre han cuestionado a quienes salían a la calle para expresar su oposición a algo y que ahora forman parte de las mismas manifestaciones. Esta gente ha repudiado, en años anteriores, otras marchas organizadas desde el campo social y ahora está junto con quienes criticaban".
Para Naranjo, estas expresiones podrían establecer una resignificación de valores como solidaridad y comprensión entre los distintos estamentos sociales. Naranjo, empero, expresó su esperanza de que los depósitos atrapados por el corralito no se constituyan en el motor excluyente de las protestas populares, y sí lo sean valores trascendentes como el bienestar general.
Pasadas las 22, la plaza 25 de Mayo comenzó a quedarse vacía. Los manifestantes comenzaron a dirigirse nuevamente al Monumento por Santa Fe.Ya en avenida Belgrano, se desconcentraron. No pocos, entonces, comenzaron a tratar de conocer las alternativas de las protestas en otros puntos del país.