El presidente Eduardo Duhalde, sus principales funcionarios y los 14 gobernadores justicialistas analizaban anoche los números del presupuesto nacional, la distribución de los fondos coparticipables, la posible pesificación de las deudas de las provincias y los planes de asistencia social, en el marco de una reunión que se inició cerca de las 19 y que se extendería hasta la madrugada.
A medida que iban cayendo gobernadores y funcionarios del gobierno, el encuentro entre Duhalde y los mandatarios provinciales terminó por convertirse en una cumbre del peronismo, durante la cual se debatió la definición del famosos plan sustentable que el Ejecutivo pretende llevar al FMI. En ese sentido, los mandatarios cerraron filas para respaldar al jefe del Estado pero también reclamaron la implementación urgente de planes sociales para las provincias y una definición concreta del rumbo que tomará el gobierno. "Dice que en 15 días estará el plan, pero hay que aguantar 15 días en esta situación", señaló uno de los mandatarios. Así, el temario de la larga reunión incluía el tema de los cacerolazos, las negociaciones con el Fondo y la crítica situación social.
El vocero del gobierno, Eduardo Amadeo, aseguró que "existe un acuerdo general con los gobernadores" en lo que hace al presupuesto y a la coparticipación". La idea general es resignar la exigencia del cumplimiento del piso coparticipable, en función de que la recaudación no alcanza para cumplirlo. Pero los mandatarios quieren participar en la confección del presupuesto y, sobre todo, recibir en forma urgente plata o Lecop para apagar los incendios sociales en todo el país.
La entrevista
La jornada comenzó con una movida reunión en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), durante la cual los gobernadores decidieron pedir la entrevista con Duhalde. El encuentro comenzó a las 19 y, con el correr de las horas, se fueron sumando los integrantes del gabinete nacional. A las 22, Duhalde mandó a pedir empanadas y se preparó para una larga noche.
Por el lado del gobierno, además del ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, participaban el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, su par de Producción, José Ignacio de Mendiguren, el secretario de Hacienda, Oscar Lamberto, y el encargado de las relaciones con las provincias, Juan carlos Pezoa.
El acuerdo con los gobernadores es crucial para tener una base para la confección ajustada del presupuesto nacional. Actualmente el pacto federal estipula un giro mensual de 1.364 millones de pesos, que fue afectado con una quita del 13 por ciento tras el último acuerdo fiscal suscripto en tiempos de Fernando de la Rúa. En principio el gobierno habría manifestado su decisión de mantenerlo pero la baja constante de la recaudación obliga a rediscutir las pautas de los compromisos que la Nación debe remitir a las provincias.
La problemática que enfrentan las provincias fue resumida por el gobernador santafesino Carlos Reutemann, quien manifestó que los distritos esperan contar con los fondos que debe remitirle el gobierno central para "mantener la paz social".
Esta y otras cuestiones fueron evaluadas el martes por los mandatarios del PJ que integran el Frente Federal, y durante la jornada de ayer por los gobernadores de esta extracción en el CFI.
Por ende, uno de los frentes de conflicto más graves está dado por las dificultades que tiene el gobierno de Duhalde de enviar en forma completa las partidas en concepto de coparticipación federal. No menos interés tuvieron los gobernadores en conocer los alcances de los recortes que se harán al presupuesto 2002. Algunos se interesaron por la pesificación de las deudas que pesa sobre las provincias, la cual había sido renegociada por el ex ministro Cavallo a una tasa del 7% con los bancos locales.
Entre los que asistieron a Olivos se encontraban además de Reutemann, sus pares de Córdoba, José Manuel de la Sota, y de Buenos Aires, Felipe Solá.
La lista también estuvo compuesta por el pampeano Rubén Marín, el jujeño Eduardo Fellner, el salteño Juan Carlos Romero, el santacruceño Néstor Kirchner, el misionero Carlos Rovira, el tucumano Julio Miranda, el formoseño Gildo Insfran, el riojano Angel Maza.
Otro de los puntos tratados fue el cacerolazo nacional que se promueve para el viernes próximo, hecho que los mandatarios quieren frenar a partir de llevar alguna respuesta a través del acuerdo con la Nación.
La postura central del PJ pasa por apoyar a Duhalde y aprobar el Presupuesto 2002, aunque se reclama un instrumento de pago, el cual podría ser las Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop) y un mecanismo para mejorar la recaudación.
Un gobierno peronista
"Sí o si hay que apoyar a Duhalde, la gente lo ve como un gobierno peronista, y si él cae, caemos todos", dijo un vocero cercano a los gobernadores del PJ. Otra de las cuestiones que interesa a las provincias, según reveló la fuente, es que "la gente no puede esperar hasta fin de mes para recibir alimento a través de los planes sociales, hecho por el cual es necesario que se aceleren".
Para dejar en claro la situación, Felipe Solá aseguró que "es para nosotros importantísimo, sabemos que este momento la economía no tiene piso, no sabemos hasta dónde llega la caída de la recaudación y no es cuestión de exigir solamente".
El pampeano Rubén Marín, uno de los pocos que habló con la prensa en un aparte de la reunión en Olivos, dijo que los gobernadores estaban detrás de un "punto de equilibrio que le permita a la Nación cumplir con sus roles y a las provincias hacer lo mismo".
"No podemos hoy entrar en un conflicto con la Nación", dijo Marín, lo que dejó en claro que los mandatarios del justicialismo no piensan ponerle palos en la rueda al gobierno, siempre y cuando éste cumpla con su parte.