Año CXXXV
 Nº 49.369
Rosario,
jueves  24 de
enero de 2002
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cartas
Cambio radical de la clase política

Nuestro país se encuentra en una crisis casi terminal en la faz social, política, humana y de valores. Dependemos de pareceres de Estados Unidos, España, Italia y Francia con sus subvencionadas empresas. Nuestros líderes políticos todavía intentan ser patrones de estancia de la primera época de Perón y Balbín, Cafiero, Alfonsín, Alsogaray, funcionarios de la década del 70; Ruckauf, De la Rúa y Natale. Producto de esta última y nefasta dictadura desapareció una generación completa. El viento de cambio del año •83 no fue tal. Los hijos heredaron los puestos de sus padres. Familiares se prestan las bancas y se perpetúan en el poder: los Saadi, Menem, Yoma, Rodríguez Saá, Romero Feris. Ni hablar del sindicalismo matón, que siempre vivió de prebendas y utilizó a su conveniencia a toda la clase obrera, que ni por ventura podría obtener y vivir con los lujos de sus popes. Gracias a Dios y al pueblo no se golpearon las puertas de los cuarteles para sacar de la cueva a los Seineldín, Massera, Videla y que las urnas les demostraron a Rico, Bussi y Patti que sin asociarse a los partidos mayoritarios no son nada. Ante toda esta pálida hay una generación que puede cambiar este sistema. Son nuestro hijos, a los cuales tenemos que hacer comprender que la salida no es Ezeiza. Se deberán crear nuevos partidos políticos, donde se priorice la honestidad, el trabajo y el orden. Por sobre todo debe desaparecer toda la clase política actual o seleccionar lo mejor en haras de un futuro promisorio. Acabar con este bipartidismo absurdo, modificar leyes y códigos penales obsoletos, tener presidentes con lo que hay que tener para decidir, sin tanta retórica y discurso pero con mucha acción e inteligencia. Recién cuando esto se interprete se guardarán las cacerolas en las alacenas y todos podremos decir que Argentina resurgió. Estamos a tiempo, la fuerza y la fe serán fundamentales, total como dijo el personaje de Julio de Gracia en la película "Plata Dulce": Dios es argentino.
Edgardo Diego Nesci


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