Año CXXXV
 Nº 49.368
Rosario,
miércoles  23 de
enero de 2002
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Aunque mejoró su rendimiento con respecto al partido del sábado
Rosario Central cayó ante Quilmes por 2 a 1
El equipo de Daniel Teglia tuvo orden y buena circulación de pelota pero careció de profundidad

Mauricio Tallone

Tandil (enviado especial).- Pese a que la agrupación de términos denuncia un atentado al resultadismo, hay que escribirlo igual: Central perdió pero mejoró. Sobre todo si la mirada se deposita en que las sentencias numéricas en los partidos de pretemporadas sólo aportan una tendencia, lo demás es material no descartable en pos de buscar conclusiones que asomaron en la derrota de ayer ante Quilmes por 2 a 1.
Se nota que cuando las piernas se sueltan la cosa va tomando otro tinte. Sin llegar a mirarse en el espejo del buen funcionamiento, el equipo de Teglia desempolvó otro maquillaje colectivo con respecto al triunfo del sábado ante Arsenal. Como si la proyección del semblante que mostró ayer ante los cerveceros se asemejara un poco más a la copia de rotación y circulación que Teglia busca repetir en el torneo Clausura.
En tren de comparar, el eslabón clave para remarcar un mejoramiento fue la mutación de rendimientos que mostraron Líber Vespa y Rivarola. Sin llegar a ser el paradigma de los trajinadores, se comprometieron con el ida y vuelta y resolvieron el déficit de inferioridad numérica cada vez que Erroz salía a cortar lejos. La recomendación de Teglia era que ambos se mostraran como la permanente descarga del Chueco García y De Bruno y por momentos lo consiguieron.
Sus actuaciones no dieron para tirar manteca al techo pero armaron un dúo de acompañamiento ofensivo interesante. Tal es así que el tanto del empate del Pita llegó después de una mandada de Pirulo bien resuelta por el delantero.
El quid del otro avance en las piezas estuvo más en la generación que en la contundencia del juego. Central se apropió casi siempre de la pelota, pero no inquietó en una alta proporción. Y en esto mucho tuvieron que ver las intermitencias de García y De Bruno. Aunque esta vez comulgaron con su impronta, no supieron abastecer los piques de Arias y la apetencia goleadora de Pierucci.
En este análisis se impone una salvedad para el Pita Pierucci. Por ahora, el pibe de Arteaga fue fiel a los mandamientos que sedujeron a Teglia para rescatar su potencial cuando su futuro estaba lejos del Gigante. Vino a Tandil con esa pesada carga y con el plus de reemplazar a Pizzi, y hasta el momento superó la prueba con creces.
Los testimonios que habilitan que la defensa sigue siendo el fuerte del equipo canalla lo dieron los delanteros de Arsenal el sábado y en menor medida Bennett y Mauricio López ayer. Se nota que la oferta del tres por uno le calza bien al Cata, Canals y Muñoz. Por eso sus actuaciones llevan un interesante y a la vez sorprendente sello de garantía.
Pese a la leve mejoría evidenciada en todas las líneas, la radiografía futbolística de Central en estos primeros pasos obliga al optimismo cauto. La voz del equipo adhiere la línea del paso a paso, lo importante es que ese rasgo no se haga un hábito y se caiga en el conformismo de querer echarle la culpa al rigor físico de los problemas de la mente.



Rosario Central no pudo con el conjunto cervecero.
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