La recepcionista de la hostería Casagrande recibió el pedido pero no pudo ocultar su cara de asombro. Acostumbrada a satisfacer los llamados telefónicos que llegan para los jugadores, la mujer miró al utilero Alberto Noto cuando éste le pidió si podía comunicarlo con un vivero de la ciudad porque quería comprar una planta. La sorpresa tomó más dimensión cuando los habitantes del lugar escucharon que la planta que buscaba Noto no era otra que la ruda macho. Si bien da para pensar el motivo que llevó al hombre a comprar justo esa planta, no es una mala idea si se tiene en cuenta que dicha vegetación se suele usar para ahuyentar la mala suerte.
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