Año CXXXV
 Nº 49.365
Rosario,
domingo  20 de
enero de 2002
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A un mes del derrumbe. El consultor analiza la Argentina post-cacerolazo
Rosendo Fraga: "La clase media que perdió con el modelo echó al ex presidente De la Rúa"
El analista político advierte que la gestión Duhalde es la última oportunidad de la dirigencia tradicional

A un mes del alejamiento del poder de Fernando de la Rúa luego de los masivos cacerolazos, disturbios y saqueos que dejaron 25 muertos, el país continúa en un estado de efervescencia social sin precedentes. Fueron treinta días en los que pasaron otros tres presidentes hasta que la Asamblea Legislativa sentó en el Sillón de Rivadavia a Eduardo Duhalde.
Rosendo Fraga analiza para La Capital el derrumbe del gobierno de la Alianza y las perspectivas de la actual gestión. Más que un reconocido encuestador, el director del Centro de Estudios Nueva Mayoría es un analista político de las complejidades argentinas. Fraga disecciona con clarividencia a la tan mentada clase media argentina, señalando las distintas identidades políticas de cada uno de sus estamentos, y su crisis definitiva. También señala las paradojas de este tiempo político: "Las clase medias derribaron a De la Rúa-Cavallo, que habían sido claramente su representación política, para colocar a Rodríguez Saá y Duhalde, bastante ajenos a su cultura".
-Esta crisis sin precedentes marca el fin de época. ¿Qué se terminó en el país?
-Dos cosas trató de eludir hasta último momento el gobierno de Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo: el default y la devaluación. Adolfo Rodríguez Saá asumió la cesación de pagos y Eduardo Duhalde la devaluación. Estas dos decisiones tienen un sentido de fin de época porque eran temas que no se podían siquiera discutir, pero que paradójicamente iban a ocurrir obligatoriamente en tanto se mantuviera el rumbo de las políticas económicas. La decisión obligada de Duhalde de modificar la relación peso-dólar, más que una cuestión técnica, implica la intención de un cambio de modelo económico.
-¿Se puede hablar hoy de posibilidades de éxito o de fracaso de Duhalde?
-Se puede decir que es la última oportunidad de la dirigencia política tradicional de resolver los problemas del país. Hay que recordar que ninguno de los tres políticos con mejor imagen, (Elisa) Carrió, (Carlos) Reutemann y (José Manuel) De la Sota, apoyaron la elección legislativa del presidente actual. Y ninguno de los cuatro está hoy muy por encima del 20% de imagen positiva. Duhalde fue una buena solución con representación política entre los legisladores y partidos, aunque una muy débil solución para la expectativa de la gente, que hubiera preferido una renovación política mucho más profunda.
-¿El apoyo de los bloques mayoritarios de ambas Cámaras a Duhalde fueron genuinos o para impedir una elección?
-La UCR y el Frepaso apoyaron porque si iban a elecciones hubieran quedado relegados a un tercer lugar. Menem terminó apoyando, aunque ahora critica desde lejos, por un compromiso de Duhalde de no participar en el 2003. Pero si Duhalde fracasa se haría inevitable una elección donde las dos figuras serían Carrió y De la Sota, que mostró mayor vocación que Reutemann, el otro candidato posible del PJ.
-¿Qué implica en términos políticos la figura del nuevo presidente?
-Es el retorno del modelo populista vigente en Argentina hasta la llegada de Menem a fines de los ochenta. También es un claro triunfo de la política bonaerense sobre el resto del interior del país.
-¿Cómo se entiende la actual movilización de la clase media?
-En los 90 la clase media se dividió en tres partes bien distintas. Una alta, que se benefició con el menemismo, viajó al exterior, usó autos importados y vivió por encima de su nivel histórico. Una clase media-baja, los perdedores del modelo, que se vieron desempleados y empobrecidos. Luego, hubo una franja, la media-media, que mantuvo su ubicación sin demasiados cambios. La movilización la producen los perdedores de esta clase, junto a los que no pudieron ahorrar en el exterior y quedaron en el corralito. El cacerolazo es una práctica propia, distinta a la de cortar rutas y solicitar ayuda alimentaria, como lo hacen los pobres.
-¿Detonó una frustración acumulada?
-Sí y por varias razones. La clase media-alta, afín a Cavallo como referente político, se sintió defraudada. Los sectores medios se desbarrancaron con De la Rúa y el radicalismo, que eran su referencia, y los medios-bajos se fueron al vacío con la salida de Chacho (Alvarez) y la defección del Frepaso. Todas estas representaciones políticas han fracasado, y esto ya se expresó en el voto bronca.
-¿La autoconvocatoria, los cacerolazos, el estado de asamblea permanente sin jefes políticos, se sostendrá o es transitorio?
-Es muy probable que las protestas de los sectores medios continúen y se intensifiquen. La pregunta es si tendrán la posibilidad de generar un marco político que represente los intereses variados de ese sector o volverán a ser sólo un nuevo detonante de un proceso que no controlan.



Para Fraga, la protesta de la clase media puede aumentar.
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