Año CXXXV
 Nº 49.363
Rosario,
sábado  19 de
enero de 2002
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Una Argentina "muy barata" sorprende al turismo extranjero
La devaluación favorece a los visitantes que tienen dólares. Temor por el "clima de guerra"

Los turistas extranjeros se abalanzan sobre las chaquetas de cuero, maravillados de cuán baratas están las cosas en Argentina, después que el peso perdió la mitad de su valor en una semana. La decisión del país de devaluar su moneda para intentar salir de una sofocante crisis financiera ha sido un duro golpe para quienes ganan salarios en pesos, pero es una enorme ventaja para los visitantes que vienen con dólares.
"Estuve en Buenos Aires hace dos semanas y me tuve que ir porque era muy caro", dijo Elad, un joven mochilero israelí que viaja por Sudamérica. "Pero ahora todo es tan barato. Estoy viviendo a lo grande", dijo, y agregó que sale a bailar todas las noches y planea un viaje en autobus a la lejana y sureña Patagonia. Con un dólar ayer podían comprarse alrededor de dos pesos en las casas de cambio de Buenos Aires.
Coquetos restaurantes del centro porteño cobraban hasta hace poco más de 15 dólares por un almuerzo, pero los precios han bajado y algunos ahora ofrecen descuentos de hasta 20 por ciento a los clientes que paguen en dólares.
Mientras los argentinos hacen largas filas frente a los bancos para cambiar sus pesos por dólares, los comerciantes, parados detrás de sus cajas registradoras, ruegan porque entre algún extranjero. "Ayer vendí cien dólares más o menos de mercadería, todo a yanquis. Son los únicos en Argentina que tienen plata", dijo Ricardo, que vende artículos de cuero y otros recuerdos para turistas como mates y yerba. La misma expectativa por la visita de extranjeros se vive en los mercados de productos regionales del interior del país donde los productos autóctonos son la atracción de los visitantes.
Argentina espera atraer inversores extranjeros con el abaratado costo de la mano de obra, pero los analistas dicen que por ahora esos son castillos en el aire, a causa de la larga crisis.
Pero a pesar de los precios más bajos, muchos turistas se espantaron ante las imágenes de las sangrientas protestas del mes pasado, que vieron por televisión. "Todos mis amigos y parientes en casa creen que Argentina es algo así como una zona de guerra", dijo John Magary, un estadounidense de 24 años que enseña inglés en Buenos Aires. "Piensan que estoy loco si me quedo acá".
Pero los extranjeros buscan gangas por Buenos Aires, y por primera vez en una década se los escucha preguntando a cuánto se negocia el dólar. En tanto, los argentinos viven la otra cara de la moneda. "Tuve que cancelar mis vacaciones a Brasil este año porque con el peso no comprás nada en el exterior", dijo José, otro comerciante. (Télam)



Los vendedores esperan salvarse con los turistas.
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