Mauricio Maronna
"Carlos Reutemann es el mejor posicionado para el 2003, junto a Elisa Carrió y José Manuel de la Sota", asegura la directora de la prestigiosa consultora Gallup, la socióloga Marita Carballo. La titular de la cátedra de Sociología Política de la Universidad Católica de Buenos Aires fue la encargada del sondeo publicado la semana pasada por un matutino porteño, que demostraba un marcado descontento de la sociedad con la salida de la convertibilidad. "Para los ciudadanos, la devaluación está muy asociada con el desempleo y la hiperinflación", explica. En una entrevista con La Capital, Carballo reseña que la gente exige una urgente renovación política y dirigencial, explica la flamante cultura cacerolera y revela un dato sorprendente: "Uno de cada cuatro habitantes de la Capital Federal salió con sus utensilios a la calle. Ahora, la clase media quiere ser protagonista de la historia". -Es curioso que la mayoría de la gente esté en contra de haber salido de la convertibilidad pese a la demonización que sufrió durante los últimos tiempos. -No me sorprendió, porque las encuestas así lo venían indicando, al igual que el rechazo a la devaluación. Para los ciudadanos, la devaluación está muy asociada al desempleo y a la hiperinflación. Y en el contexto actual, donde la desocupación es el problema principal para los argentinos, esa asociación multiplicó el rechazo. Hay un temor muy grande a regresar a las épocas donde la inflación galopaba muy lejos del nivel de ingresos. -Es muy alto el rechazo a la clase política, ¿pero hay algún dirigente que esté en condiciones de sobrevivir a esa mirada social? -Desde la época del gobierno de (Raúl) Alfonsín venimos siguiendo la evolución de imagen de los políticos. Desde el 84, la gente depositó mucha confianza en aquellas instituciones que estaban ligadas al sistema político, como el Congreso, el Poder Judicial, el Ejecutivo, los partidos e, incluso, los funcionarios. Desde los últimos años no se cuestionó la legitimidad pero sí la eficacia de estas instituciones. Y, hoy por hoy, cayó de manera estrepitosa la confianza en el Parlamento, en la Justicia y en la clase política en general. La gente está pidiendo a gritos un recambio de la clase política, una renovación dirigencial. En su inmensa mayoría reclama reducir la cantidad de diputados, senadores y miembros de la Corte. -¿La clase media pide el cambio de modelo, como propugnó Duhalde, o perfeccionarlo con políticas claras y dirigentes transparentes? -El corralito fue la gota que derramó el vaso de la clase media. Eso le dio origen a los cacerolazos, una manifestación típica de la clase media en los grandes centros urbanos, pero muy apoyada por el resto de la población. -Otro dato curioso de la encuesta de Gallup es que un porcentaje muy significativo está en desacuerdo con el no pago de la deuda externa. -Los argentinos, en gran parte, piden más que el no pago, un respiro por la asfixia que genera el pago de intereses. -¿No cree que, dada la situación preanárquica que vive el país, la clase media votará en el 2003 por la reconstitución de la autoridad? -Sí. La gente pide una renovación de dirigentes, y hay una discusión no resuelta sobre si esa renovación tiene que venir de la mano de partidos nuevos o de los actuales. Parte de los sectores medios y medios altos creen que se debe hacer por medio de nuevos partidos políticos, y los sectores medios y medios bajos con los ya existentes. Sí hay un consenso generalizado en la necesidad de renovar a los dirigentes. Es por eso que cuando medimos a los políticos, si bien hay algunos mucho mejor posicionados que otros, lo cierto es que no aparece que lidere mayoritariamente la opinión de los ciudadanos. -¿Quiénes son los políticos mejor posicionados para el 2003? -Reutemann, junto a Carrió y De la Sota. -Es extraño lo de Reutemann: es aceptado por los sectores que nunca votaron por el PJ. -Sí, es así. Es un político que compone su imagen positiva desde distintos sectores y es muy bien visto por los independientes. Sobre Carrió las dudas surgen sobre su capacidad de gobernar. Pero una elección presidencial se dirimirá entre Reutemann, Carrió y De la Sota. -¿Qué pasó con la clase media porteña, históricamente reacia a movilizarse, y que provocó nada menos que la caída de dos presidentes? -Se desencantó con el funcionamiento de la democracia, por insatisfacción de sus demandas y porque fue el sector más defraudado por la Alianza. La participación de la clase media en los cacerolazos fue significativamente más fuerte en la Capital Federal: uno de cada cuatro porteños golpeó las cacerolas. Ahora, la clase media quiere ser protagonista de la historia.
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