-¿Cómo funciona un mercado sin controles?
En las economías que funcionan de acuerdo a un sistema de libre mercado, el sistema de precios ejerce una función de racionalización que determina qué bienes y servicios se producirán, de qué manera se producirán y quiénes comprarán los bienes y servicios producidos.
-¿Qué sucede cuando el gobierno introduce regulaciones a través de precios máximos?
Si el gobierno decide establecer precios máximos para un determinado producto, claramente significa que no va a permitir que se utilice el sistema de racionalización a través de los precios. En general, esta intervención por parte del gobierno admite varias justificaciones, las más comunes de las cuales implican una idea de "justicia" por la cual se arguyen posiciones tales como que "la especulación es algo incorrecto", "el ingreso está mal distribuido" o "algunos artículos son de primera necesidad y todos deben poder acceder a ellos". Todos estos argumentos parecen entendibles, el verdadero problema es de qué manera una sociedad puede cumplir estos objetivos sin lesionar o lesionando lo menos posible la economía y bienestar general del país y de los habitantes.
Precios máximos en EEUU
En 1973 y 1974, la Opec, organismo agrupador de países exportadores de petróleo, impuso un embargo a los EEUU. Como consecuencia de ello, se produjo una drástica reducción en la cantidad de petróleo (y sus derivados) disponible para los estadounidenses. Para evitar una "suba indiscriminada de precios", el gobierno estableció precios máximos ("price ceilings") de U$S 0,57 por galón de nafta.
El objetivo expresado por el gobierno era mantener el combustible accesible para el público en general. Sin embargo, la consecuencia directa de esta medida fue crear un exceso de demanda que se mantuvo todo el tiempo que duró la aplicación del precio máximo. Es que a un precio más bajo que el precio de equilibrio de mercado, los productores tienden a ofrecer menor cantidad del producto que poseen en stock y buscan defenderse a través de medidas muy ingeniosas. A un precio restringido, las cantidades demandadas superan a las ofrecidas y el combustible disponible debe asignarse "de alguna manera" entre los potenciales compradores.
Retomando el caso norteamericano, decíamos que el Congreso declaró que sería ilegal vender el combustible a más de U$S 0,57 por galón. Los economistas habían calculado que, de no existir la restricción, el precio se hubiera fijado libremente en U$S 1.50 por galón.
El primer método alternativo de racionalización utilizado fue la "cola". Los automovilistas formaban interminables colas de autos partiendo de los expendedores de combustibles en todo momento del día y de la noche. La gente esperaba horas para poder cargar el combustible en su automóvil. Bajo este sistema, el combustible también se asignaba a aquéllos que estaban dispuestos a pagar más, pero el valor era medido en tiempo y stress de los consumidores. Enseguida surgió otro método alternativo de racionalización, ya que los dueños de las empresas surtidoras de combustible decidieron no vender más al público en general sino reservar su escaso combustible para sus "clientes habituales" y "amigos". Inmediatamente, muchos consumidores intentaron convertirse en clientes especiales ofreciendo pagos adicionales a los dueños de estaciones de servicio.
Los dueños de estaciones que no recibían estas propuestas o que las consideraban insuficientes, encarecieron enormemente el precio de los servicios adicionales que los consumidores debían utilizar obligadamente para poder cargar combustible en sus estaciones.
Viendo estas reacciones del público en general y entendiendo que no se podía controlar semejante cantidad de puestos expendedores, el gobierno intentó otra solución. Se sugirió la utilización de "cupones de racionamiento" que serían entregados a las familias para poder comprar una cierta cantidad de combustible al precio regulado. Este método ya había sido utilizado en EEUU en la década del 40 cuando existieron los precios máximos de guerra para carne, azúcar, manteca, neumáticos y otros productos considerados "básicos".
-¿Cómo reaccionaría el mercado ante esta nueva situación? \No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que si el gobierno no establecía restricciones para la comercialización de los cupones, la gente comenzaría a cambiarlos por un valor superior al que habían sido emitidos y finalmente el mercado llegaría a un resultado casi igual al del racionamiento libre del combustible en base a los precios, modificado por la forma en que habían sido repartidos inicialmente los cupones. En el caso que el gobierno estableciera una prohibición a comercializar los cupones, nuevamente debería poner inspectores que controlaran a las familias que recibieran los mismos, de la misma manera que sin ellos se debía controlar a los expendedores de combustibles con precio máximo, para evitar la generación de mercados negros en ambos bienes (combustibles y cupones).
A lo largo de la historia de la humanidad, los gobiernos han pretendido en numerosas oportunidades obstaculizar el funcionamiento del sistema de racionalización a través de los precios en diversos mercados de productos o servicios y usar herramientas alternativas para decidir quiénes y a qué precio se adquirirán dichos artículos. La aplicación de métodos alternativos ha sido mucho más costosa e ineficiente de lo que parecen inicialmente. A menudo, estos intentos desesperados distribuyen costos y beneficios impensados entre consumidores y productores.
Sería aconsejable que en estas circunstancias, y a tiempo todavía, los dirigentes políticos argentinos desarrollen una amplia visión de los acontecimientos históricos sucedidos como reacción a las políticas económicas implementadas y no repitan los previsibles errores de dirigentes del pasado.
\(*) CP-Master in Public Administration \Harvard University. Docente \en temas económicos y fiscales \en la Fundación Libertad (Rosario)