Las marchas y contramarchas, así como la falta de definiciones claras desde el sector oficial, siguen complicando al campo en forma geométrica. Si bien los temas son múltiples, el grueso se circunscribe a las operaciones hechas con anterioridad, tanto las ventas como las deudas comerciales. Y, si bien hay relativa seguridad respecto al sistema bancario, donde se pesifican los créditos que en origen llegaban a U$s 100.000 (hay intentos de eliminar, además, este límite para las Pymes agropecuarias); todavía no se sabe que pasa en el circuito comercial, donde lo pactado se circunscribe a los privados.
Algunos, sin embargo, sostienen que si el gobierno intervino cambiando las pautas generales que regían también esta órbita, deben ser también ellos los que ahora fijen un nuevo marco.
Mientras se discutan estos detalles, los negocios del campo prácticamente desaparecieron, por que en realidad ningún sector sabe donde está parado, ni con lo que debe ni con lo que le deben.
Sin claridad
Así por ejemplo, los negocios granarios pautados antes de la conmoción de diciembre no está claro como se van a liquidar. Hay alrededor de tres millones de toneladas en contratos abiertos. Los productores sostienen que se les debe pagar el equivalente a dólares oficiales de $ 1,40, ya que esa será, aparentemente, la conversión para exportaciones.
Por su parte, algunos operadores del mercado externo, que ya están liquidando 1 a 1, se defienden argumentando que a ellos les deben alrededor de 500 a 600 millones en concepto de devolución del Iva de exportación -que ya desembolsaron- y que nadie les garantiza el cobro si, efectivamente, será en dólares o también se lo pesificarán.
El asunto es que de esto depende lo que pueda pasar con buena parte del resto de la cadena, especialmente en lo que hace a los proveedores de insumos donde hay alrededor de u$s 1.300 millones en juego, parte por arrastre desde la campaña 99. Es que si a los productores les pagan 1 a 1, naturalmente ellos también trasladarán la misma relación a las deudas de los insumos, y así sucesivamente.
Si a esto se le agrega la caída en el monto de capital - en dólares- resulta evidente que al campo, como empresa , la ecuación de la devaluación le está significando el golpe de gracia con el único beneficio, si se concreta y amplía la pesificación de las deudas financieras, aunque esto es parcial ya que dista de involucrar a todas las empresas.Con este contexto las perspectivas para el sector serían de un previsible nuevo retroceso para este año, que se sumará a los ya operados desde el •98 en adelante, y agudizaron los últimos 2 períodos.
Y lamentablemente, por ahora, no aparece ningún indicador que muestre que esta tendencia negativa se va a revertir, a pesar de los que sostenían que la devaluación era beneficiosa para los sectores exportadores.