Si el alma brasileña algún día tuvo una voz, esa fue la de Elis Regina, quien, dos décadas después de su muerte prematura, a los 36 años, sigue reinando como la máxima estrella de la canción que ha tenido el país. Desde que un cóctel fatal de alcohol y cocaína silenció su voz, el 19 de enero de 1982, Elis Regina sigue estando cada vez más presente.
Sus canciones son parte obligada de la programación de las emisoras de radio brasileñas y la industria fonográfica ha lanzado nada menos que 27 discos y CDs póstumos, con selecciones de sus mejores interpretaciones y obras inéditas rescatadas de presentaciones en espectáculos, como el Festival de Montreux de 1979.
En esas obras, los admiradores pueden seguir, a través de la emoción que marca cada canción, la trayectoria accidentada de la vida de la niña pobre nacida en la sureña ciudad de Porto Alegre en 1945, hija de un obrero y de una ama de casa, y que solía definirse con una frase: "Entre la pared y la espada, yo me lanzo siempre sobre la espada"
Desde sus primeros años de vida, sus padres advirtieron que la niña bizca tenía un tesoro en la garganta, y la llevaban a programas de promoción de talentos infantiles, que le abrieron las puertas a que grabara su primer disco en 1960.
El éxito nacional llegó cinco años después, cuando la muchacha de veinte años acaparó la atención del país al interpretar la canción ganadora del primer Festival de Música Popular , "Arrastao", de Edú Lobo y Vinícius de Moraes.
A partir de ahí, Elis Regina se mantuvo en el tope casi en forma permanente, pero al mismo tiempo empezó a enfrentar el peso de la fama.
En 1966, realizó su primera gira europea y grabó su primer disco internacional, acompañada por la armónica del belga Toots Thielemans, y desde entonces no cesó de acumular éxitos y de provocar encendidas polémicas.
En una de sus giras europeas, en 1972, dijo en entrevista a un diario holandés que Brasil era "gobernado por gorilas", en alusión a la dictadura militar que en ese entonces gobernaba su país.
Al regresar a Río, donde vivía en ese entonces con su primer marido, el compositor Ronaldo Bóscoli, debió pagar la factura: fue presionada por los militares a comandar un espectáculo para las Fuerzas Armadas, y cedió, lo que desató una ola de críticas por parte de los artistas que se oponían al régimen dictatorial.
Según la periodista Regina Echeverría, autora de un libro sobre la vida de la cantante, esa hostilidad hirió profundamente a la cantante, que pasó el resto de su vida tratando de explicar que había sido obligada por los militares a presentarse. El incidente también convirtió a Elis Regina en una de las más importantes voces de la oposición a la dictadura militar.
La cantante pasó a incluir en casi todos sus espectáculos y discos canciones de tenor político y, en 1979, interpretó la antológica "O Bebado e a Equilibrista" (e borracho y la equilibrista), de Joao Bosco y Aldir Blanc, que se convirtió en el "himno" de la campaña nacional por la amnistía política.
Su vida personal también atravesó por un período de turbulencia durante su primer matrimonio, con el compositor Ronaldo Bóscoli, con el que tuvo un hijo, Joao Marcelo, y sostuvo escandalosas peleas durante cinco años, hasta el divorcio, en 1972.
En el año siguiente, la cantante se casó por segunda vez, con el compositor y pianista César Camargo Mariano, con quien tuvo dos hijos a lo largo de una relación de ocho años que terminó -según amigos de la pareja- en forma nada amigable.
El 19 de enero de 1982, el anuncio de la muerte de Elis Regina cayó como una bomba en Brasil, y llegó a despertar sospechas de suicidio, ya que amigos y familiares ignoraban que la artista usaba drogas. Posteriormente, una investigación judicial concluyó que Elis Regina había sido victima de un "accidente", provocado por la mezcla de alcohol y cocaína.
La muerte de la cantante abrió camino al nacimiento del mito que persiste hasta hoy, y que ha sido expresado por el cantautor Gilberto Gil en el mensaje que acompañó las flores enviadas a su sepelio: "Su voz será la de todas las canciones; su alma, de todos los corazones".
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La Ciudad
