La devaluación puso en serio riesgo a las empresas argentinas endeudadas en el exterior o en moneda extranjera, que por estos días se enfrentan a un inminente default privado debido al desfasaje cambiario y la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones durante este año por el corte abrupto del crédito.
A través de instrumentos como el crédito privado no financiero, el leasing, los fideicomisos y las obligaciones negociables, las empresas fueron logrando financiación alternativa frente al estancamiento del crédito tradicional que comenzó a acelerarse a partir del año 2000 y casi total en 2001.
Sin embargo, frente a una modificación de la paridad cambiaria el pago de esos créditos se vuelve cada vez más difícil de enfrentar.
"Los problemas más serios los enfrentarán las empresas endeudadas en el exterior y los bancos que se fondearon emitiendo obligaciones negociables (ON) en el exterior", explicó el economista Jorge Bertero.
Por caso citó: "Un banco que tomó dinero emitiendo en el mercado europeo un bono en el mercado alemán, como el caso de los eurobonos ¿qué hace, le dice que no puede pagar porque en Argentina devaluaron?".
Un informe de la Fundación Capital precisa que el cálculo del stock actual de obligaciones negociables es de unos 23 mil millones de dólares. A lo largo del año 2002 vencen 7.984 millones de dólares por estos instrumentos.
El estudio indica que los sectores que deberán renovar o cancelar más deuda durante el próximo año son fundamentalmente los bancos con 3.242 millones de dólares (41% del total), las comunicaciones con 1.027 millones (13%), energía eléctrica con 934 millones (12%), petróleo con 644 millones (8%) y gas con 462 millones (6%).
"Entre todos concentran el 80 por ciento del total de vencimientos que se deberán enfrentar hasta fines del año 2002", dice el informe.
"Los efectos de una pesificación impactan en los ingresos de las empresas, en particular las de servicios públicos que son las más endeudadas", revela la síntesis de Fundación Capital.
El relevamiento precisa que, por otro lado, "más del 80 por ciento del endeudamiento corporativo se encuentra dolarizado, por lo tanto, al tener los ingresos pesificados y los egresos en dólares, se entra en una situación de quebranto".
Bertero precisó que las empresas "están desesperadas". En ese sentido citó el caso de compañías que importaban productos o materias primas del exterior que no pueden hacer frente a sus compromisos en dólares tras la salida de la convertibilidad.
Un serio desfasaje
Aunque la escasa competitividad de la producción argentina en el exterior por efecto de la paridad del peso con el dólar se había agudizado en el último tiempo, el abandono acelerado del sistema dejó mal posicionado a muchas empresas que, de hecho tampoco estaban en una buena situación financiera y en muchos casos al borde de la cesación de pagos.
"La mayor parte de las compañías que están atravesando por esa situación seguramente declararán el default privado", apuntó Bertero o en el mejor de los casos refinanciarán sus deudas con los acreedores.
Para el especialista, "es imposible mantener un doble precio para un mismo producto" como sucede en la Argentina con la convivencia del dólar oficial y el libre.
En ese punto relató la experiencia poco feliz que vivió Estados Unidos durante el gobierno de Lyndon Johnson, que no pudo mantener el mercado doble del oro, uno para los particulares y otro para los bancos centrales. "La experiencia culminó con la unificación de un único mercado libre", dijo Bertero.
No estatizar
El secretario de Hacienda, Oscar Lamberto, aseguró que el gobierno "no va a estatizar la deuda externa de los privados", y confió en que "en algún momento vamos a llegar a un tipo de cambio único, flotante".
El funcionario rechazó de plano cualquier tipo de transferencia de la deuda contraída por privados, que sólo en el caso de emisiones de obligaciones negociables de las principales empresas alcanzan a 7.984 millones, de las cuales 2.456 millones vencen en el primer trimestre del año.
El gobierno "no va a estatizar la deuda externa" de los privados, aseguró el funcionario nacional.
La situación del endeudamiento empresarial es uno de los frentes que atacará el gobierno en los próximos días, luego de haber sorteado la primera semana en el poder. Es que ese tema forma parte de las negociaciones que abrieron tras la devaluación, con importantes grupos económicos que presionan para no absorber todo el costo de la liberación del tipo de cambio.
El universo de problemas, al respecto, es muy amplio. Va desde la situación de los bancos, que por otro lado recibieron el auxilio del corralito financiero, hasta la situación de personas y empresas medianas que se endeudaron por más 100 mil dólares y que no entraron en la pesificación.
Para controlar estos costos, el gobierno impuso una retención a las exportaciones de hidrocarburo, que ahora se está negociando por un adelanto de fondos. Además, se aseguró la autorización para tomar deuda con el fin de crear un fondo de ayuda.
Sólo para solventar la pesificación de deudas bancarias, harían falta unos 8 mil millones de dólares. Trascendió, además, que el gobierno, ante la falta de recursos domésticos, estaría dispuesto a instrumentar nuevos mecanismos para "normalizar gradualmente" la cadena de pagos, como reprogramación de deudas o la creación de fondos de garantía.