Año CXXXV
 Nº 49.359
Rosario,
lunes  14 de
enero de 2002
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El golpeteo de los utensilios de cocina, una nueva forma de hacer política
El Ejecutivo dice que no puede gobernar "al ritmo de las cacerolas"
Sin embargo, voceros duhaldistas dijeron que se "comprende y respeta" la protesta de la gente

La administración de Eduardo Duhalde, a través de sus principales voceros, aseguró ayer que "comprende y respeta" la protesta de la gente motivada por el llamado "corralito" financiero, pero advirtió que no puede gobernar "al ritmo de las cacerolas".
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, el vocero del gobierno, Eduardo Amadeo, y el ministro de Trabajo, Alfredo Atanasof, fueron los encargados de explicar la posición oficial ante el "cacerolazo" del último jueves que terminó con escenas de violencia, esta vez, en el histórico edificio del Cabildo.
El Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sumó su opinión, pero para pedir "paciencia" a la gente, ya que si bien "es entendible (lo que siente), es cierto que no hay soluciones mágicas", dijo el funcionario, quien comentó además que mantuvo reuniones en la Casa Rosada para analizar diversos temas frente a las urgencias.
"Tenemos monitoreada la situación social en forma permanente y sistemática -continuó-, y observamos que existe un alto nivel de propensión de la sociedad a manifestarse públicamente".
Fernández defendió, entre tanto, el proyecto de Duhalde para sacar al país de la profunda crisis en el que se encuentra y, en tal sentido, afirmó que "si acierta con las políticas, los que ahora golpean las cacerolas después van a golpear las manos".
El secretario de Estado sostuvo que "si (un gobierno) tiene políticas para llevar a cabo y está convencido de que con esas políticas llega al norte propuesto, el «cacerolazo» no deja de ser una manifestación que tiene que prestar atención y que en función de eso se seguirá trabajando".
Amadeo opinó, por su parte, que si bien la administración de Duhalde respeta la preocupación de la gente, no puede gobernar "al ritmo de las cacerolas. El tema del «corralito» es una bomba de tiempo, si nos equivocamos el mal va a ser mucho mayor".
El vocero insistió en que se respeta "el derecho de la gente a protestar" y no sólo eso sino que, además, se lo "comprende", y para que no quedaran dudas llegó a confesar que sus propios hijos se sumaron al "cacerolazo", pero no precisó a cuál de los que se vienen realizando desde la caída de Fernando de la Rúa.
"No aceptamos la violencia -aclaró, sin embargo-; el límite es el Cabildo en llamas del jueves pasado".
El ministro de Trabajo advirtió, a su vez, que el gobierno "comparte el dolor y la angustia de la gente", pero subrayó que el Estado "no está dispuesto a tolerar que se ataquen las instituciones ni que se ataque la propiedad privada".
"Nosotros vamos a hacer los mayores esfuerzos para proteger el patrimonio con todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance", remató.
Fernández señaló que "si (el gobierno) acierta con esas políticas y se tiene confianza, lo que va a conseguir es que aquellos que ahora golpean las cacerolas después golpeen las manos". Admitió, no obstante, que "si (un presidente) no tiene políticas y tiene un «cacerolazo», preocúpese severamente (porque) cualquier manifestación popular no viene vacía de contenido".
"Tenemos que ser conscientes de que lo que encontramos es esto y lo primero que tenemos que hacer es poner en caja las cosas. Si uno asume la gestión de gobierno para llenarlo de anuncios para endulzar los oídos, terminan dándose un palo", agregó.
El secretario declinó opinar, por otra parte, sobre las duras críticas del ex presidente Carlos Menem hacia Duhalde, al manifestar que eso es una "discusión estéril porque ni siquiera hay una elección".
"Parece ser más una diatriba por razones personales o vaya a saber cuál es la razón que la mueve. No merece análisis por la gestión de gobierno. Son expresiones de otra característica", reiteró.
Fernández manifestó que las críticas "tienen que ver con otro tipo de connotaciones y que flaco favor le hacen al país. El presidente se hizo cargo porque aceptó llevar adelante un barco que estoy convencido de que sobra paño para hacerlo".



El gabinete tiene su versión del fenómeno político.
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