Marcelo Menichetti
El Festival Nacional del Folclore 2002 no escapará al influjo de la crisis que sobrelleva la Argentina. Desde la defección de Paisajes S.A., la empresa de Julio Maharbiz, Norberto Baccón y Palito Ortega que se retiró de la organización del encuentro, la Comisión de Folclore municipal de Cosquín asumió la responsabilidad de organizarlo con un horizonte poco menos que desolador: el municipio, que respalda la organización, atraviesa la mayor crisis de su historia con deudas por 20 millones de dólares y la totalidad de su parque automotor secuestrado por sus acreedores. En las sierras cordobesas los turistas ocupan apenas el 20% de la capacidad de alojamiento y el Pre-Cosquín solamente convocó a 200 personas en su primera noche. Hoy, como en otros campos de la vida nacional, todo es duda e incertidumbre: sin Maharbiz en la animación también es probable que tampoco abran sus puertas las 16 peñas que lo hicieron el año pasado. Las únicas que confirmaron su apertura son las de Cuti y Roberto Carabajal, la del dúo Coplanacu y la de los Tucu Tucu. El fogón de la calle Catamarca, montado junto a la plaza principal tradicionalmente era alquilado por un canon de 50 mil dólares. Este año, sin sponsors, el concesionario solamente pagará 30 mil pesos. Otro claro síntoma de las penurias coscoínas lo marcan los 140 periodistas que se acreditaron para cubrir el mayor festival de música de la Argentina cuando en 1997 fueron 1.500. Sin embargo los viejos conocedores de la historia festivalera siguen afirmando que el festival "jamás va a desaparecer".
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