El imaginario popular y la costumbre hicieron que los billetes se identificaran por el ícono que llevaban impresos. El "fragata"; 1000 pesos moneda nacional, el "verdoso";5.000 y el "colorado"; de 10.000, circularon hasta junio de 1975. Así se fueron poniendo sobrenombres a los billetes. El "San Martín", el "Belgrano", el "marroncito". Los hijos y los nietos de los más grandes de la casa debían hacer traducción simultánea de la nomenclatura a la cual se referían. Un truco usado era comparar el bien al cual se hacía mención y usar el sentido de lo lógica, cosa que en la inflación no era muy usado, para determinar el valor final. Un atado de acelga no podía valer 300.000 pesos, no excedía de los 3 pesos nuevos. Entre traducciones y deducciones los comerciantes vendían y los consumidores se movían en la economía familiar.
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