Año CXXXV
 Nº 49.347
Rosario,
miércoles  02 de
enero de 2002
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La temporada soñada
Muñoz Mustafá fue el mejor promedio de Central
El defensor cañalla se destacó en los puntajes otorgados por Ovación. 5,88 fue la cifra que lo consagró ganador

Gustavo Conti

Nadie lo tenía muy en cuenta al iniciarse la temporada 2001/02. Era una cara nueva del semillero que se acoplaba por primera vez al plantel profesional con la llegada de Juan José López, ya que el hasta entonces técnico auriazul Edgardo Bauza jamás lo tuvo en cuenta. Dos días antes del debut ante Lanús recibió la primera buena nueva: fue citado a concentrar con otros 16. El mismo día del partido, escuchó de labios del DT la segunda: iba al banco. Y en el entretiempo, la tercera, la que había soñado desde que se integró a las inferiores auriazules: la orden de que iba a reemplazar a Canals.
Todo le vino de golpe a Javier Muñoz Mustafá. Tanto que rápidamente hizo olvidar al experimentado uruguayo. Tanto que jugó 18 partidos seguidos (en uno entró tras ser suplente), excepto el último ante River por acumular cinco amarillas. Tanto que Ovacion lo consagró como el mejor jugador de Central del campeonato Apertura. Tanto que ya fue vendido a un grupo empresario y no sería extraño que de un momento a otro se anuncie su partida. Javier Muñoz Mustafá.
Ovacion lo ubicó en Firmat, donde pasa sus vacaciones desde que quedó suspendido tras el partido con Chacarita. Allí trata de tomar todo con calma, de no volverse loco por una posible transferencia y de disfrutar con todo este medio año inesperado, como también la distinción que se supo ganar y que quedó reflejado en el puntaje que fecha a fecha le dieron periodistas de este diario.
"Para mí es algo importantísimo esto", dijo vía telefónica, "porque es el primer año que juego y me salieron bien las cosas. A mí me favorece que un medio periodístico reconozca eso".
-¿Realmente esperabas jugar tan rápido cuando fuiste citado por primera vez a la pretemporada?
-No, para nada. Es que veía que tenía jugadores adelante mío y que aparte se hablaba mucho de traer refuerzos en mi posición. Si era así obviamente que iba a quedar de lado. Después, cuando se conformó ya el grupo, tampoco tenía muchas expectativas porque el titular era Canals. Esperanzas uno siempre tuvo pero ni ahí pensé que se daría como se dio, de jugar casi todos los partidos.
-Además estaba Leonardo Talamonti, que se lesionó en la cintura antes del debut y se lo signaba a él como suplente de Canals.
-Sí, porque además él ya había jugado un partido en primera. Sabía que el puesto de suplente lo tenía que pelear con él pero al final se me dio todo.
-La suerte tocó a tu puerta.
-En cierta forma sí, aunque no es lindo hablar de suerte cuando entrás porque se te lesiona un compañero. Pero en fútbol lamentablemente es así y a lo mejor el día de mañana otro puede entrar porque me lesiono yo.
-Si seguía Bauza no ibas a tener posibilidades. ¿Nunca supiste por qué no te quería?
-Nunca hablé con Bauza pero él no tenía por qué darme explicaciones. Estaba en la cuarta de AFA y nunca entrené con el plantel de primera. A mí me comentaron que a él no le gustaba mi forma de juego, y si es así estaba en su derecho.
-Si Bauza no se iba podías haber quedado libre. ¿Pensaste en eso?
-Sí, por supuesto. En algún momento pensé que podían dejarme libre porque estaba en la edad límite, por suerte no fue así.
-¿Con Juan José López el trato fue más personal?
-Yo era uno más hasta que en la práctica anterior al debut, que fue un día lluvioso, me citó a concentrar. Sentí una alegría enorme, estaba más cerca del sueño a cumplir. Igual pensaba que, como éramos diecisiete, quedaba afuera seguro. Pero me puso en el banco y en el complemento entré. Fue todo muy rápido.
-Siempre diste la impresión de que no te pesó la responsabilidad de jugar en primera.
-En ese sentido tenés que estar fuerte mentalmente. Si tenés que pensar en lo que dirá la tribuna o en qué pensarán tus compañeros si te mandás una cagada, decís: «mierda». Pero no pensé en eso, lo tomé bien. Tal vez fue así porque a los muchachos los conocía mucho y en el grupo hay un compañerismo increíble. Si en cambio tenés en el equipo dos o tres que no querés es capaz que no hubiera estado tan tranquilo y las cosas me podían haber salido al revés.
-¿Cuál es la evaluación de tu rendimiento?
-Tengo que estar conforme, por ser el primer año que jugué. Creo que le rendí al equipo, pero igual no hay que quedarse en eso sino aspirar a más.
-¿Es una gran pérdida la partida de Pizzi?
-Todos reconocemos lo que es Pizzi, lo que fue y lo que va a ser. Y lo que significa dentro de la cancha, donde él es un técnico más. Pero no nos tenemos que quedar con el «¿ahora qué?» porque no sirve de nada. Con esfuerzo y entrenamiento hay que superarlo y además puede caber la posibilidad de que surjan otros jugadores.
-Llevan muchas fechas sin triunfos, el club pasa una situación grave y encima no tendrán a Pizzi y a Cetto, y quién sabe si seguís vos. No parece que haya demasiado motivos para ilusionar al hincha en el Clausura que viene.
-Si me pongo en la piel del hincha, digo: «mierda, estamos mal». Pero yo les doy el mensaje de que no tiene que ser así. Los invito a que, ellos, nosotros y todos nos pongamos fuertes para mejorar la situación. Estoy seguro de que así, juntos, podemos conseguirlo.



A principios de la temporada nadie apostaba por él.
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