Año CXXXV
 Nº 49.344
Rosario,
sábado  29 de
diciembre de 2001
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De realidades, recursos y estilos
El delgado equilibrio entre estas cuestiones pone en tela de juicio el proceso que comanda Teglia

Alejandro Cachari

La discusión podría abrirse en mil ramificaciones. Los estilos futbolísticos fueron, son y serán un material riquísimo para combatir el ocio. También un punto de apoyo fortísimo para sostener campañas; y para proyectar equipos. Es encomiable y muy reconfortante que los conductores respeten su filosofía, pero entre esa conducta y la tozudez existe un hilo muy delgado que tiende a cortarse cuando la idea se ve desplazada por el empecinamiento. Primer ítem con riesgo.
Los equipos deben atender sus realidades y sus recursos. Es muy difícil intentar jugar al fútbol con un plantel que se caracterice por contar con jugadores utilitarios. Es complicado juntar en la cancha a un puñado de talentosos para conseguir un sistema todo-terreno. Eso en cuanto a los recursos.
Las prioridades oscilan, no son siempre las mismas. Más allá de que exista una tendencia, jamás deben soslayarse los intereses, menos aún las necesidades. Es decir, si la tabla exige resultados, se debe priorizar su búsqueda a como dé lugar; lo que no significa que el fin justifique los medios. Sólo se debe instalar un contexto adecuado. Pero al menos algunas cuestiones tácticas del fútbol deben discutirse. Si hay imperiosa necesidad de sumar, lo más aconsejable es hacer fuerte al equipo desde atrás hacia adelante. Una vez aceitado el andamiaje, entonces aparece como recomendable la postura de pensar un poco más en el arco de enfrente.
Lo peligroso es que el árbol no tape el bosque. Aquí se inicia otra discusión filosófica. Traicionar o no los ideales en pos del beneficio institucional. Es innegable que las presiones que aparecen cuando un equipo entra en la zona de peligro desplazan los preconceptos para darle paso a una búsqueda frenética de puntos.
En esta etapa pueden aparecer los prejuicios. Es un buen ejercicio desmitificarlos. Darle mayor importancia a la cosecha de puntos no significa acotar las aspiraciones, menos aún jugar mal. Es que para sumar hay que jugar bien. Otra disquisición: jugar bien no es lo mismo que jugar lindo. El primer sistema es rendidor, el segundo entretiene.
En todos los casos, cada una de estas cuestiones tiene su correlato en la realidad. Hay que mirar para el costado. Inmediatamente se comprobará que el campeón es Racing, un equipo definitivamente utilitario que arrancó el torneo pensando en la tabla de los promedios y terminó dando la vuelta olímpica.
Puede sentenciarse que el juego de Racing no es lindo, jamás que es malo. En todo caso se le podría permitir a algún esteta la amarreta calificación de "el menos peor".
Es que los torneos de AFA están hechos para ganarlos. La pelea, la disputa, la contienda, no es en una pasarela, sino en una cancha de fútbol.
En la era Teglia, los canallas sacaron 3 puntos sobre 18 en juego; cosecharon apenas 3 empates y 3 derrotas, con 5 goles a favor y 12 en contra.
Pero eso no es lo peor. Central no muestra ningún síntoma de mejoramiento. La sensación es patética si se piensa en el Clausura. Ya no está Pizzi, el martes próximo Cetto se incorporará a Nantes, y habrá más novedades para ese boletín.
Aquí las responsabilidades trascienden al entrenador. Teglia, más allá de las suyas dentro de la cancha, necesita el sostén de la dirigencia en cada hueco que involucre a la primera división. Si no es así, la propuesta, la lucha, las intenciones, las posibilidades y hasta el futuro se tornarán casi inviables.


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