Ya no les importa nada: Racing se proclamó, por fin, campeón del fútbol argentino después de 35 años, y sus hinchas cambiaron una pesada mochila, cargada de frustraciones, por un grito sagrado, ronco, único e irrepetible. Un empate 1 a 1 ante Vélez Sarsfield fue el último escalón, el paso final hacia la ansiada conquista del torneo Apertura, que terminó por consagrar una asociación de palabras que parecía imposible de conseguir: Racing campeón. El cabezazo de Gabriel Loeschbor, a los 8' minutos del segundo tiempo, se transformó en la estocada final del campeonato que los de Avellaneda pelearon palmo a palmo con River. Después Mariano Chirumbolo logró la igualdad, pero eso no alcanzó para arruinar la fiesta. La tensión que acompaña a toda definición de un título, la presión que sobrellevaba Racing y el gol de River antes del comienzo del partido confluyeron para que el juego se tornara áspero, intenso y cargado de infracciones. Vélez, liberado de responsabilidades, supo aprovechar en el arranque el nerviosismo que dominaba el equipo de Avellaneda, que no terminaba de pensar en la historia para dedicarse a asegurar el título. Un remate desviado de Hidalgo, a los 2 minutos, y un derechazo de Gracián, a los 9', bien contenido por Campagnuolo, marcaron ese buen pasaje de Vélez. La recuperación de Racing llegó de la mano de una noticia alentadora: el empate de Central ante River hizo explotar la tribuna. Y el equipo ganó en tranquilidad. Así Racing creó un poco de peligro. Primero, una media vuelta de Ubeda que se perdió por encima del travesaño y, más tarde, con una pelota disputada en el área entre Sessa y Maceratesi. Un susto grande se llevó la Academia cuando a los 33', en su área, Nanni se despachó con una serie de amagues para luego habilitar a Gracián, aunque al pibe de Vélez se le fue cerca del palo. Con fervor, Racing sobre el final de la etapa recuperó el aliento, con una cuota más de firmeza en el mediocampo, con un Estévez más movedizo, pero con el déficit futbolístico que arrastró a lo largo de todo el campeonato. Mientras River liquidaba su partido, Racing encaró el segundo tiempo con convicción y tranquilidad para controlar el encuentro. Pero el título recién pareció quedar entre manos cuando a los 8' Loeschbor capitalizó un centro frente a una estática defensa de Vélez y, con un cabezazo, desató la furia. Un minuto después Vélez tuvo la oportunidad de complicarle el partido a Racing, pero Nanni, solo, desperdició una impecable chance con el arco libre. Pero en un momento de desconcentración su defensa le regaló una pelota a Chirumbolo, quien liquidó sin dudar a Campagnuolo a los 32. Hubo quince minutos de nerviosismo, de máxima tensión, que Racing transitó con la garganta en la boca para llegar a su consagración. No jugó bien Racing porque nunca le sobró brillo. Pero fue, no hay dudas, un campeón legítimo. (Télam)
| |