El boxeo argentino también tuvo una dolorosa pérdida. La muerte del sanjuanino Gregorio Goyo Peralta, a los 66 años. El corazón del ex campeón argentino y sudamericano pesado y de aquel señor tanto abajo como arriba del ring, se quedó sin fuerzas y no logró cambiar el aire. Goyo protagonizó con Ringo Bonavena grandes veladas boxísticas, las que despertaron una enorme expectativa en el público sudamericano. Falleció en Rosario, ciudad que tuvo el placer de conocer sus cualidades humanas. En otro orden, el boxeo amateur está pasando por un momento de transición, en la búsqueda de nuevos valores, tras la profesionalización de los importante nombres que militaron en los últimos años. Argentina debutó recientemente en el primer campeonato mundial de boxeo femenino en Pennsylvania, Estados Unidos, con un decoroso papel de Poldy Saldaño, integrante de una familia con arraigo en la disciplina de los cuadriláteros. El papelón del año fue el caso del boxeador trucho que se registró en Paraná (19 de mayo), cuando Darío Matteoni superó a un moreno que decía llamarse, nada más ni nada menos, que Uriah Williams Reginal Grant. Pero que terminó siendo ecuatoriano -no estadounidense- y responder al nombre de Perfecto González. Mentira imperfecta. (DyN)
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