Año CXXXV
 Nº 49.339
Rosario,
domingo  23 de
diciembre de 2001
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El autismo se coló en el debate político

Alberto Dearriba

La Asamblea Legislativa continuaba debatiendo esta madrugada si respeta estrictamente la Constitución nacional y la ley de acefalía vigente o si avanza por un atajo que fuerce las normas para hallar de todos modos una salida política.
Los que reclaman un cumplimiento estricto de la Constitución y las normas que reglan la sucesión presidencial recuerdan que la Asamblea Legislativa sólo debe elegir a un hombre que complete el mandato inconcluso de Fernando de la Rúa.
En cambio, quienes buscan una salida política que reconozca la realidad político-partidaria actual proponen elegir un presidente provisorio y la convocatoria a elecciones dentro de 60 días mediante el sistema de electoral de ley de lemas.
En la primera postura se alínea el radicalismo que no parece dispuesto a marchar a elecciones en un plazo perentorio, habida cuenta del deterioro que produjo en la UCR el frustrado gobierno de De la Rúa.
El peronismo, en cambio, olfatea el poder pero no tiene resueltas sus pujas internas. Por lo tanto, se abraza a la ley de lemas como una forma de resolver en las urnas nacionales las aspiraciones contradictorias de sus aspirantes presidenciales.
Por su parte, el bloque de centroizquierda compuesto por Alternativa para una República de Iguales (ARI), Frente para el Cambio, el Frepaso y el Polo Social creen que la dirigencia política está lo suficientemente deslegitimada como para elegir a un presidente de la Nación que gobierne por dos años.
Plantean en consecuencia una elección nacional en un plazo perentorio para que sea el pueblo argentino el que decida en las urnas quién gobernará al país.
En cada una de las posturas conviven ideas genuinas e intereses políticos partidarios que poco tienen que ver con las demandas urgentes formuladas por la sociedad argentina en las calles, donde murieron 28 personas.
En semejante circunstancias, el resultado de la votación que definirá el futuro institucional de la democracia argentina resulta tan incierto como la resolución de la crisis económico-social que conmueve al país y catapultó a la gente a las calles en la medianoche del miércoles pasado.


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