Kabul. - Perteneciente al clan popalzoi -del que provinieron casi todos los reyes afganos-, miembro de la mayoritaria etnia pashtún, originario de Kandahar, de 44 años y políglota, Hamid Karzai asumirá hoy el gobierno interino afgano con el objetivo de reinstitucionalizar un país sumido en guerras civiles y de invasión por más de 20 años. Hijo de Abdul Ahad Karzai -asesinado por los talibanes y antiguo ministro del ex monarca Mohammed Zahir Shah-, Hamid Karzai formó parte del gobierno de la Alianza del Norte presidido por Burhunadin Rabbani como viceministro de Relaciones Exteriores durante dos años y apoyó luego el avance de la milicia islámica. "Como muchos mujaidines creí en los talibanes cuando aparecieron por primera vez en escena, en 1994, y prometieron poner fin a los señores de la guerra, establecer la ley y el orden y convocar una Loya Jirga para decidir quien gobernaría Afganistán", dijo Karzai en una entrevista. Sin embargo, descontento con el gobierno del mulá Omar y de la influencia de los árabes islámicos y de Osama Bin Laden comenzó a reorganizar la oposición a la milicia integrista en 1998, comandando un grupo de jefes tribales. En la actual ofensiva militar contra los talibanes, Karzai dirigió una de las facciones pashtunes que cercó Kandahar y negoció la rendición de Omar, solucionando luego los conflictos de poder surgidos entre el ex gobernador Haji Gul Agha y el mulá Naqibulá, que se disputaban el control de la ciudad. El futuro jefe de gobierno habla inglés, francés, pasto, dari, urdu e hindi, está casado sin hijos y se siente tan cómodo con traje y corbata como con turbante y túnica, comentan quienes lo conocen. Karzai forma parte de una nueva dirigencia política afgana, al igual que los otros tres hombres más importantes del futuro gabinete: Abdullah Abdullah (Exteriores), Yunis Qanuni (Interior) y Mohamad Qasim Fahim (Defensa), los tres pertenecientes a la Alianza del Norte. Su administración deberá convivir con poderosos señores de la guerra con intereses particulares, como el gobernador de Herat, Ismail Jan, y el de Mazar-i-Sharif, el uzbeko-afgano Rashid Dostum. Pero uno de sus mayores desafíos será hacer viable un gobierno de treinta miembros procedentes de etnias enfrentadas en el pasado, reinstitucionalizar el país y romper al mismo tiempo un ciclo de más de dos décadas de violencia. (Télam)
| |