Se puede pensar apenas en una coincidencia. Es posible caerles encima como responsables. Lo que no se puede soslayar es que son datos que no deben pasar desapercibidos: el coach de Guillermo Coria es Franco Davin, capitán del equipo argentino de Copa Davis que ascendió al Grupo Mundial. El preparador físico del Mago es Alberto Osete, actualmente empleado de la Asociación Argentina de Tenis y colaborador del flamante capitán Alejandro Gattiker. Debe consignarse que uno de los efectos que causa la nandrolona es el aumento de la masa muscular. Tampoco debe quedar exento Oscar Coria, padre del tenista, quien siempre se mantuvo pegado a la carrera de su hijo.
A esta altura, se transforma en absolutamente sospechosa la lesión de muñeca que mantuvo al número dos de Argentina más de cuatro meses sin jugar al tenis. Sobre todo si se tiene en cuenta que la información sobre esta contingencia fue de un momento para otro. Hasta ayer no había por qué poner en duda los problemas del más mediático y popular de los tenistas argentinos. Hoy, todo es diferente y la sensación es que el deportista es el menos responsable de los culpables de un error que bien puede calificarse como infantil e imperdonable y que será demasiado oneroso para la mayor promesa del tenis argentino.
A propósito del control antidoping, algo bastante nuevo en el mundo del tenis, desde hace un tiempo el sistema implementado por la ATP prevé pruebas sorpresivas que pueden ser realizadas en cualquier momento y lugar, más allá de que los jugadores estén en competencia, descansando o en etapa de pretemporada.
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La Ciudad
