El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, estimó ayer que es muy claro que la Argentina no está en capacidad de cumplir con el pago de la deuda y no dio ninguna indicación de que Washington vaya acudir al rescate financiero. En tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), luego de rechazar primero posibles sugerencias de que sus políticas hayan contribuido al estallido del descontento, dijo que está listo para asistir al nuevo equipo económico en la búsqueda de un programa sostenible que supere la honda crisis financiera del país.
Desde la Casa Blanca, O'Neill dijo que "parece estar muy claro que ellos no pueden servir ese nivel de deuda", en referencia a los 132 mil millones de dólares. También señaló que el gobierno estadounidense considera que la "responsabilidad" de resolver la crisis económica que sufre el país recae en un trabajo conjunto del liderazgo argentino con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
"La iniciativa debe venir del liderazgo del país", remarcó O'Neill y agregó: "No es algo que pueda ser impuesto desde afuera". El funcionario dijo que Estados Unidos estaba principalmente preocupado por los derechos civiles y la estabilidad en el país. No dio indicación alguna de que Washington esté preparando una ayuda para la Argentina.
El presidente estadounidense George W. Bush "considera a la Argentina un aliado y amigo valioso. Está preocupado (por los acontecimientos)", señaló Ari Fleischer, vocero de la Casa Blanca.
El Fondo en alerta
El Fondo Monetario tomó el guante, luego de varias disputas con los hombres del Tesoro estadounidense y, a través de su portavoz, Tom Dawson, dejó en claro que la responsabilidad de la crisis es enteramente de las autoridades argentinas y que el problema del país sigue siendo su abultada deuda pública de 132 mil millones de dólares y la incapacidad del gobierno de controlar su déficit cero.
"Hemos estado trabajando con las autoridades en una situación muy difícil. Hemos estado tratando de asistir a las autoridades en su intento por lograr sus objetivos", dijo Dawson, quien subrayó que el programa económico es "propiedad" de Argentina y su responsabilidad, incluso el régimen cambiario que quiera tener.
El vocero del organismo financiero se negó a comentar la posición del FMI respecto a una eventual devaluación en Argentina, dos días después de que el economista jefe del Fondo, Kenneth Rogoff, dijera que la combinación de la deuda, el déficit fiscal y la paridad del peso con el dólar no era "sostenible".
"No tocaré ese tema en absoluto. Eso es un asunto que las autoridades argentinas tienen que decidir. Ellos tienen la responsabilidad de manejar sus políticas", remarcó en una conferencia de prensa dominada por la crisis argentina.
El FMI congeló sus desembolsos de crédito para el país hace dos semanas porque el gobierno no había cumplido con las metas de reducción del déficit fiscal fijadas por la ley de déficit cero, que fue condición para el apoyo financiero de la comunidad internacional.
Las protestas sociales y saqueos también despertaron la preocupación de distintos países de Europa, el Mercosur, Israel y Rusia. En Italia, el presidente del Consejo de ministros, Silvio Berlusconi, consideró "preocupante" la crisis argentina y prometió ayuda, en cuanto se trata de "un país amigo donde viven muchos italianos".
En España, el gobierno de José María Aznar se expresó disponible a conceder cualquier tipo de ayuda a su par argentino y trató de calmar a las empresas españolas con inversiones en el país sudamericano, destacando haber pedido al FMI de mostrar "sensibilidad" frente a la crisis argentina.
Con la renuncia confirmada, el vocero del gobierno español, Pío Cabanillas, envió anoche un mensaje so