Mauro Rosales fue el último en dejar el vestuario rojinegro y lo hizo con la misma bronca que sus compañeros. De nada sirvió hacerle notar su buen rendimiento, que le cambió la cara al ataque leproso. "De nada sirve si nos vamos con las manos vacías", fue la lógica respuesta del delantero, que después siguió analizando el partido. "Nos faltó tener esa cuota de suerte que no nos acompaña desde hace tiempo. Pareció que podíamos ganar y en treinta segundos nos quedamos sin nada. Eso nos da mucha impotencia", reflejó Mauro. Y dentro de lo negativo del resultado, Rosales explicó que "terminó así porque no pudimos controlarlos cuando se vinieron con todo en esos últimos minutos ayudados por la presión de ser locales. Si hubiéramos sido conformistas y nos hubiésemos dedicado a tener la pelota para que el tiempo pasara quiza terminaba en empate, pero creímos que podíamos ganarlo y arriesgamos".
| |