El reloj se clavó en la media hora de juego del complemento. Desde afuera Omar Tallo pidió el cambio: sale Pedro Baraldi. Inmediatamente los aplausos cayeron desde los cuatro costados de la cancha. No era para menos, el forward ponía fin a su carrera como jugador. La tradicional calle para despedirlo fue sólo el comienzo, los interminables abrazos y los saludos sólo una pequeña muestra del merecido afecto ganado a través de tantos años y tantas batallas. "Esto fue muy emocionante. Sabía que iba a ser el último partido aunque por ahí todavía no me creen porque vengo amagando hace rato", esbozó Baraldi para después ampliar la idea diciendo que "no hay mejor forma de despedirse que jugando, en esta cancha y con amigos, que es lo más importante que te deja el rugby".
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