Año CXXXV
 Nº 49.329
Rosario,
jueves  13 de
diciembre de 2001
Min 19º
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cartas
El fallo del tiempo

Algunos gobernantes impresionan como si les importaran poco las generaciones vivientes, convencidos de estar trabajando para beneficio de las venideras. Quizás piensen que la posteridad, inocente de los males del presente y agradecida por el bien que le quisieron hacer a ella, los absolverá del desastre de hoy. Tal vez esperan que dentro de cien años, cuando hayan desaparecido todas las víctimas de sus errores -por cierto bien intencionados- sobrevenga una generación a la cual no le duelan los sufrimientos que padecieron sus abuelos y les levante estatuas por el insigne honor de haber nacido en nuestro suelo. En este empobrecido suelo que no tiene con qué pagar tan esplendorosa e inmarcesible gloria. Tendrán que aguardar: no se puede tener antes de tiempo lo que no puede venir sino con el tiempo. Y en la vida política el tiempo suele desmenuzar la personalidad de los hombres para mostrar al desnudo
su esencia.
Carlos Alberto Parachú


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